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CIUDAD DE MÉXICO., 7 de agosto de 2019.- Los barrenderos en Ciudad de México recorren, en promedio y de manera individual, 1.3 kilómetros diarios. Si esa cifra se multiplica por los más de ocho mil que existen en esta urbe, alcanzan la distancia que hay entre México y Japón (10 mil 818 kilómetros), y en un acumulado de 34 días de labor, recorren el equivalente a la distancia entre la Tierra y la Luna, refirió Héctor Castillo-Berthier, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM,
En entrevista el investigador refirió que los barrendero gozan de la estimación de los ciudadanos.
“Ellos te darán los buenos días tras escobas de vara de perlilla, de palma o de mijo, empujando un carrito recolector de dos tambos de 200 litros con base de ruedas. También son recolectores informales de afecto, “son apreciados por la comunidad, pues tienen la función básica de sacar uno de los problemas de la casa: la basura”, recalcó el investigador en ocasión del Día del Barrendero, que se conmemora el 8 de agosto.
“La gente les abre la puerta de sus hogares, aun con el estigma de que si andas en la basura estás sucio y hueles mal, pero saben que es por la naturaleza del trabajo”, dijo.
El más reciente Inventario de Manejo de Residuos Sólidos, del Gobierno de Ciudad de México (2017), señala que existen unos 8 mil 322 barrenderos que integran 159 cuadrillas; recorren 11 mil 33 kilómetros al día en 6 mil 820 rutas, bajo la supervisión de 433 inspectores, con el uso de 7 mil 931 carritos.
Barrendero y sociólogo
A principios de los años 80, Castillo-Berthier se empleó durante meses como “barrendero, machetero de basura en un camión y pepenador en un tiradero”, para realizar su trabajo recepcional de licenciatura en Sociología: La sociedad de la basura, de 441 páginas.
“La recolección de basura implica un sistema muy amplio. Además de los barrenderos están los macheteros, que acompañan al barrendero, y arriba del camión va el chofer y tres o cuatro extras, gente externa: ayudantes, vecinos, amigos o familiares que no tienen salario y su labor es hacer la clasificación inicial de la basura”, explicó.
El universitario detalló que antes de llevar los desechos a las estaciones de transferencia, la basura ya está clasificada y se convierte en mercancía que se vende en varias compañías interesadas en materiales industriales: cartón, fierro, vidrio, trapo, hueso, chácharas. “Ese dinero se reparte entre los trabajadores espontáneos, los voluntarios, como les dicen”.
El reglamento de recolección indica que barrer y recolectar basura es un servicio gratuito, “pero si perteneces a una empresa o negocio como hotel, restaurante o supermercado, requieres un trato específico y con otra frecuencia, y a la basura que se recoge de los negocios e industrias se les llama fincas.
También hay fincas en cada ruta de camión, no reguladas, y esos recursos son para el chofer, quien decide cuánto comparte con los voluntarios y macheteros”, expuso.
“Por ello me atrevo a decir que deben ser unas 50 o 60 mil personas las que trabajan directamente en la basura, y si le sumas a sus familias, la cifra asciende a 250 mil o 300 mil; todos ellos viven de la basura en la Ciudad de México”.
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