Teléfono rojo
Yo amo a México, ¿y tú?
La bandera más bonita del mundo, de las comidas más deliciosas, las culturas y naturaleza más variadas del planeta, ¿y todavía te quejas de tu país? Las celebraciones conmemorativas de la Independencia de México son mis favoritas de la época: recordar el inicio de un movimiento por la liberación de nuestros pueblos, subyugados por un imperio que oprimía la cultura indígena y se encontraba dominado por el emperador francés Napoleón.
¿Sabías que originalmente los criollos iniciaron la guerra de Independencia dándoles a los hartos indígenas medias verdades? El objetivo original era la liberación temporal del Imperio Español hasta que el rey Fernando VII regresara al poder. Suerte que nuestro gran héroe Morelos y sus Sentimientos de la Nación, proclamados en Chilpancingo, cambiaron la jugada por completo, buscando la independencia total de la Nueva España. Desde entonces, creo yo que nace nuestro bonito nacionalismo que tanto nos caracteriza.
Pero estas fechas no son sólo de celebración, también de una respetuosa conmemoración. Hoy recordamos el trágico terremoto que hace 34 años sacudió nuestro país, devastó nuestra capital y dejó una gran cicatriz en muchísimas familias mexicanas. Pero también podemos celebrar algo, la otra gran virtud mexicana: la solidaridad. No abandonamos a nuestros compatriotas y nuestro sentido solidario nunca ha desaparecido. Hace dos años volvimos a pasar por ello. Un terremoto que volvió a poner a prueba a los mexicanos, quienes como siempre demostraron su gran valentía, solidaridad, patriotismo y nacionalismo, en una campaña que luchó por la recuperación de todos los afectados.
¿Ves lo hermoso que es nuestro país? Sus personas, sus culturas, no hay que arruinarlo con ridículos conflictos políticos. Luchemos juntos por una solución; no permitamos que la globalización penetre e intente imponer su cultura sobre la nuestra, a la que deberíamos amar en su gran variedad y belleza, desde las artesanías hasta las danzas, del pozole al Día de Muertos. Hay tantas cosas que podría decir, que creo que lo mejor es que cada quien puede hallar la forma de amar a México a su manera, en lugar de que busquemos más maneras para odiarlo.
Demostremos esos fuertes valores nacionalistas y solidarios, luchemos por un México unido y verás cómo nuestro más grande problema (irónicamente, la ambición individualista que deriva en la corrupción) se soluciona, pero hagámoslo juntos.