Hoja verde
Cuarto mandato frustrado
“El único país que puede estar seguro que nunca va a tener golpes de estado es Estados Unidos, porque no tiene embajada estadounidense”- Evo Morales, ex presidente de Bolivia
Evo Morales, quien acaba de cumplir 60 años de edad, nació en la pequeña provincia de Orinoca, (actualmente sólo tiene 680 habitantes) en el departamento de Oruro, se concentra el 4.89 por ciento de la Economía Total de Bolivia y su PIB es de 3 mil 165 dólares.
Evo fue un líder de los productores de hoja de coca, e inició su activismo en el movimiento sindical en la época de los 80s en la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB). Fue uno de los fundadores del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) que luego se aliaría con el Movimiento al Socialismo (MAS) para participar de las elecciones generales de 1997, en las que resultó elegido diputado por Cochabamba.
Ya en 2002 participó en las elecciones a la presidencia de la república, quedando en segundo lugar en ese proceso con el 20.94 por ciento, siendo derrotado ante Gonzalo Sánchez de Lozada, la elección fue caracterizada por una división muy marcada de Bolivia, entre el oriente y el occidente, siendo el área occidental quien tuvo mayor participación favorable a Evo Morales.
En 2005 ganó la presidencia con amplio margen, obtuvo un 54 por ciento de la votación, con el mismo apoyo mayoritario del occidente. En 2009 logró la reelección con el 64.22 por ciento de los votos, en 2014 se refrenda la segunda reelección con el 63.36 por ciento de la votación, pero con una distribución mayoritaria casi en todo el país.
Quiso presentarse para una tercera reelección y lograr un cuarto mandato, la constitución de Bolivia no se lo permitía, para darle la vuelta a la ley, realizó un referéndum para consultar a la población sobre el tema. El “No” ganó con el 51 por ciento de los votos. Evo Morales en una ocasión había dicho lo siguiente, en 2008: “Cuando algún jurista me dice: ‘Evo te estás equivocando jurídicamente, eso que estás haciendo es ilegal’, bueno yo le meto por más que sea ilegal. Después les digo a los abogados: ‘si es ilegal, legalicen ustedes, para qué han estudiado”. Así que siendo congruente con su pensar, solicitó al Tribunal Electoral que se le diera la oportunidad de participar, dado que el no hacerlo, era una violación a sus derechos humanos.
Una vez “legalizada” su pretensión de mantenerse en el poder, participó en el proceso electoral de 2019. La contienda fue más cerrada en esta ocasión, la participación opositora fue mayoritaria en el oriente y de acuerdo a las cifras de los resultados electorales preliminares, no podía Evo Morales ganar un cuarto mandato en la primera ronda, dado que se requiere más del 45 por ciento y una diferencia del 10 por ciento. El porcentaje total si le daba, pero no así la diferencia que pareciera cerrarse en ocho a nueve puntos. En estas condiciones, hubo un silencio de las autoridades electorales. Pasaron 23 horas antes de que volvieran a darse resultados, esos resultados ahora ya eran favorables, para que Evo pudiera ganar desde la primera vuelta. ¿Sospechoso? No lo sé. Viene a mi mente 1988 y la caída del sistema.
Evo Morales había invitado a una misión de la OEA como observadores internacionales, la OEA accedió a hacer una revisión del proceso, los resultados de la auditoría electoral fueron adversos para el mandatario, había evidencia de manipulación de resultados. Desde antes la población ya había tomado la calle. Evo en un principio no aceptó la propuesta de ir a segunda vuelta, al ver la magnitud de la inconformidad ciudadana, lo aceptó. Ya era demasiado tarde. Como en todo movimiento social, se había dado una escalada, ya no pedían la segunda vuelta, pedían su renuncia. Evo se dio cuenta de que la fortuna dejaba de sonreírle en el momento en que la policía se negó reprimir las manifestaciones y la gota que derrama el vaso es cuando las fuerzas armadas le sugieren que renuncie para pacificar el país. Evo Morales, después de 14 años en el poder, aceptó renunciar, lo mismo hicieron todo su gabinete y los presidentes de los órganos legislativos.
Ante la posibilidad de que su vida corriera peligro, el gobierno de México le ofreció asilo político, un avión de la fuerza aérea fue en rescate del defenestrado presidente. Logró llegar a México sorteando dificultades diplomáticas de utilización de espacio aéreo. En México, aunque algunas encuestas muestran un rechazo mayoritario al ofrecimiento de asilo, ha sido bien recibido por el gobierno federal y por los grupos afines al presidente.
México siempre ha tenido una tradición de aceptar a refugiados políticos, recordemos a León Trotsky, a los niños de Morelia, incluso el visado que se le concedió al Shah Mohamed Reza Pahlevi, a quién si se le hubiera concedido el asilo político definitivo, lo hubiéramos tenido radicando en nuestro Acapulco.
Ningún jurista puede argumentar en contra del asilo político. Esperemos que Bolivia resuelva libremente en otro proceso electoral, el rumbo que quiera tomar y que México no participe ni activa ni pasivamente en algún intento de restauración del presidente Evo Morales en el poder. No creo que deba ser nuestra prioridad.
Y si los pueblos de Latinoamérica van a poder acceder a un mejor futuro, entonces bienvenidos sean Nicolás Maduro y Daniel Ortega. Mientras tanto que impere la doctrina Estrada, de la no intervención.
Respetemos la voluntad del pueblo de Bolivia y lo más importante deseamos que no haya una escalada de violencia.
Recordemos que todos somos parte de nuestra Patria Grande, América Latina, y que solamente Juntos Lograremos Generar, Propuestas y Soluciones.
JLG.