Teléfono rojo
La inteligencia artificial en medicina
Muy seguramente el amable lector haya escuchado el término Inteligencia Artificial, IA, que cada vez más es incorporada a tan diversos ámbitos como son: el transporte, con vehículos que se manejan solos; la guerra, con armas que no requieren la intervención del soldado en el campo de batalla y que buscan, escogen y disparan a su objetivo con precisión fuera de las capacidades humanas; la seguridad, con asombrosos reconocimientos faciales, intraoculares y otros parámetros biológicos, capaces de identificar una persona entre millones más. También en la medicina el concepto de IA está siendo investigada por prestigiadas universidades, Institutos, Hospitales y grandes empresas, como Google, que pretenden aplicarla al diagnóstico de enfermedades como el cáncer de mama.
La médico e ingeniero en biomedicina, Lily Peng, de Google y basada en Silicon Valley, afirma que actualmente ya se realizan diagnósticos de diabetes, afecciones cardiovasculares, degeneración macular o glaucoma mediante la observación de la retina y procesamiento de datos; existe una aplicación para teléfono celular, que detecta cáncer de piel y en otros casos, como el cáncer de mama o de próstata, las computadoras han demostrado una gran eficacia tras escudriñar cientos de imágenes de biopsias en apenas unos segundos y acertar en más del 90 por ciento de los casos. En la investigación biomédica, añade la doctora Peng, hay muchas maneras de manejar la gran cantidad de información que estamos generando y ciertamente, ayuda a analizar los datos clínicos más rápidamente. Estas tecnologías se pueden usar para optimizar las condiciones experimentales y que la investigación sea más ágil.
La tecnología será un asistente imprescindible porque hace tareas rutinarias: la cantidad de datos que los médicos analizan para un paciente ha crecido exponencialmente: antaño se usaban radiografías de tórax, ahora tenemos imágenes de volumen en 3D con cientos de cortes. Existían unos cuantos medicamentos para tratar una afección, ahora hay muchas medicinas distintas para numerosas condiciones diferentes, propiciando que el médico se vea abrumado por la cantidad de información que tiene. Buscamos una forma de solucionarlo. Otro avance importante se da en el caso de la imagen del ojo, porque actualmente se requiere una cámara especial; no es una resonancia magnética ocular, pero tampoco es como la cámara de un teléfono móvil y estamos trabajando en una versión de esas cámaras especiales para el teléfono móvil. Algunas ya están disponibles y funcionan bien y pronto, con el desarrollo de nuevos equipos se podrán obtener estas imágenes del ojo de una manera más económica, rápida y fácil de usar.
Y así, apreciados lectores, se pueden enumerar muchos campos de interés para la IA, como la genómica, que analizando el genoma humano y comparándolo enfermos de diversos padecimientos, puede detectar cambios que determinen el futuro del paciente; la imagenología fetal, detectando cambios en el desarrollo del feto que impliquen severas discapacidades y que pueden ser corregidos y hay mucho más.
Sin embargo y al final, en todos los artículos recurridos para esta Flecha Rota se habla de dos grandes temas a los que les falta mucha discusión, según la coincidencia: La certeza de que por muy avanzados que sean los procesos de inteligencia artificial, no podrán suplir al médico, quien finalmente incorpora la sensibilidad humana para su diagnóstico. El otro, las dudas sobre la aplicación de la ética ante estas nuevas tecnologías.
Concluimos mencionando que la Dra. María Estela Cuevas Moctezuma, del Módulo de Imagen Mamaria del Iecan, informó para este espacio, que hasta ahora, en México, no se aplican los procedimientos de IA en los programas de Salud Pública y en términos generales, dijo que el meollo de la detección de cáncer de mama, es “educar” a la computadora, con decenas de miles de mastografías, para que pueda comparar y detectar nódulos cancerígenos. Esta tecnología está en proceso de educación, concluyó.