Teléfono rojo
La economía y la pandemia (1 de 2 partes)
El nuevo sistema económico mundial brinda enormes beneficios, pero también implica riesgos enormes.
Ian Goldin, (1955- ) Profesor de globalización y desarrollo en la Universidad de Oxford.
Don Ramiro, tiene 55 años, es mesero en un pequeño restaurante en la playa, allá por la Bonfil, normalmente paga sus deudas contraídas de Diciembre a Marzo, con los ingresos de las propinas de semana santa, con mucho trabajo, logró ingresar a su hija a la facultad de Medicina (becada al 50 por ciento) en la Universidad Hipócrates, la alumna, con excelentes calificaciones ha mantenido la beca y va en el segundo semestre de la carrera. Sus dos hijos mayores hombres, se fueron a Estados Unidos desde hace años, allá viven, uno en Atlanta, otro en Chicago, ya han formado sus familias, uno de ellos se casó allá con una residente y su documentación está en trámite, aún no tienen familia, el otro se mantiene como ilegal y su pareja también, cuenta Don Ramiro con dos nietos, de seis y cuatro años, no los conoce, los niños son ciudadanos norteamericanos al haber nacido allá. Cuando ha necesitado, les ha pedido apoyo, ahora no tienen trabajo. El residente vive del seguro de desempleo de su esposa, el ilegal, realiza ocasionalmente empleos temporales, su pareja trabaja por días como empleada doméstica y tiene un circuito de cinco casas, eso mantiene a la familia.
Aquí Don Ramiro, no cuenta con ningún ingreso, no tiene más hijos que puedan ser becados, sus padres ya murieron, no hay ninguna pensión, durante toda su vida laboral jamás ha tenido prestaciones sociales, él está orgulloso de haber sacado a sus hijos adelante, su esposa falleció de cáncer, hace un par de años, es el único sostén de su hija y del nieto de tres años, que le dio su hija, cuando se embarazó a los 16 años. Ella fue abandonada por su pareja al saber de su embarazo.
La dueña del restaurante donde Don Ramiro ha trabajado los últimos 10 años le dijo que no le puede pagar, siempre lo recorta algunos meses en la temporada baja, pero ahora, no hubo temporada de Semana Santa y por lo que él siente, no va a haber un buen verano. La universidad ha ofrecido descuentos y facilidades de pago, su hija está tomando sus clases en línea y lleva 97 de calificación en este segundo semestre, mantendrá la beca al 50 por ciento.
Doña Maru es una mujer divorciada, tiene 51 años, dos hijas y un hijo, los tres ya casados. La hija menor sufrió violencia intrafamiliar y dejó a su marido y se vino de su pueblo, ubicado en la Costa Grande, con sus tres niñas, a buscar el apoyo de su mamá antes de que iniciara la pandemia. Las cinco, dos mujeres y tres niñas, están en un pequeño departamento de una recámara. Doña Maru trabaja por día en el servicio doméstico. Lo que ganaba cada día le servía para pagar comida, su renta y los pagos de su crédito en una tienda departamental. No tenía dinero ahorrado cuando empezó la pandemia, aunque ella está dispuesta a salir a trabajar, las cuatro casas que la empleaban, le han pedido que no vaya, por lo tanto, no tiene ingresos. Lograron cambiar a las dos niñas mayores a una escuela de Acapulco, la menor es aún una bebé de seis meses. El marido de la hija no pasa ninguna pensión. Ya fue demandado por un abogado amigo de doña Maru y el abogado de la contraparte logró que la pensión fuera depositada en el juzgado. No reciben nada, con los juzgados cerrados y los abogados en cuarentena, el divorcio está detenido, así como el posible flujo de recursos. El juez había determinado un pago de 800 pesos quincenales de pensión. Doña Maru y su ahora familia expandida no cuentan con ingresos. Ha pedido un préstamo en efectivo en una tienda departamental para poder cubrir gastos de alimentación. Su casero, solidariamente, le condonó el pago de la renta, mientras esto termine. Viven en la zona Diamante, en Joyas del Marqués, que no es considerada una zona de alta marginación, no llegan despensas, no cuenta con ninguna ayuda. El hijo mayor trabaja y estudia, entre él y su pareja, salen adelante. Con lo que puede, el muchacho apoya a su mamá y a sus hermanas.
Estas dos historias son comunes y ni siquiera son de las más graves, hay historias de terror, de miseria absoluta. Aquí vemos cómo es muy probable que se necesiten hacer reformas legislativas, como la de contar con un Ingreso Básico Universal, uno que permita a los mexicanos sobrevivir con dignidad. Los legisladores tienen hoy la posibilidad de hacer las modificaciones consecuentes para que esto sea una realidad.
La situación es crítica, el jueves murieron en México más de mil pacientes por la Covid 19. Es urgente un rescate económico, uno que le permita a la dueña del restaurante pagarle a Don Ramiro, un rescate que le permite a Doña Maru hacer frente a estas tres nuevas hijas, mientras que su hija menor puede también laborar e incluso cumplir su sueño, volver a estudiar.
Ni Don Ramiro ni Doña Maru votaron en el último proceso electoral, ambos estaban trabajando, simpatizan con el ejecutivo federal y tienen aún puestas sus esperanzas en que sea solidario y que les permita tener un futuro menos incierto.
La contracción económica puede llegar hasta a más del ocho por ciento. La pérdida de empleos ha sido de 130 mil 590 plazas en el mes de marzo, 555 mil 300 en abril y para mayo, poco más de 350 mil (todos estos, empleos formales). Los empleos informales también han sido afectados.
El pronóstico (afirmado por el presidente) es que para junio también se perderán empleos de los trabajadores inscritos al IMSS y a partir de julio habrá recuperación. Tenemos confianza de que así sea. Mientras tanto, el nivel de crédito del Fondo Monetario Internacional para México es de 60 mil millones de dólares, parte de ello ofrecido a tasa cero. No se ha pedido un centavo, suponemos que con la idea de no comprometer la integridad del régimen. Pero el dinero ahí está; ante el hambre y la desesperanza, hay que valorar todo tipo de alternativas.
Estoy seguro que los mexicanos saldremos adelante. Siempre Juntos Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG.
(Continuará…)