México ante su mayor amenaza
La primera andanada del BOA
Hay gente tan nefasta dentro de la 4T, que la misma gente, auténtica de izquierda, se pregunta: “¿Qué hace este güey aquí?” o “¿Qué hago yo luchando junto a él?”.
Pero puede más el sentido común. Apretarse las tripas para no guacarearse frente a estos impresentables neodemócratas de última hora y sacar tolerancia del pasado reciente para vislumbrar el futuro que aún es una tentación y lamentable, haciendo cara de fuchi y con sana distancia, caminar con ellos al otro lado del camino.
La semana pasada preguntaba un amigo político a un periodista quién era o si conocía a una persona de nombre Rubén Cayetano García.
Lo menos que dijo fue: “¿What? ¿Y ese quién es? ¡No, no lo conozco! ¡No he oído hablar de él en los círculos de la izquierda!”.
— Es diputado por la Costa Chica, le dijo, mientras ambos veían mi cara coloreada por el asombro.
— ¿De verdad?
— Sí y de Morena. Fue el que interpuso demanda contra el delegado federal Amílcar Sandoval, supuestamente por usar recursos públicos para su promoción, recalcó el preguntón.
— ¿Neta? En mi vida de periodista había escuchado su nombre, respondió el tundeteclas.
— Viene del PT.
— Del partido fundado por los corruptos hermanos Narro en Coahuila con dinero de Solidaridad y de Raúl Salinas de Gortari.
— Sí ese mero, el partido que se dice rojo y de los trabajadores y que no es ni una, ni otra cosa, sino una especie de Antorcha Campesina tricorojo.
Hasta ahí la conversación que me llevó a buscar quién era el tal Cayetano, quien es originario de Chilpancingo y ahí ha hecho su carrera política, pero que por esas cosas de la tranzas del PT es representante popular de los costachiquenses en el Congreso y promotor activo de los cierres de carretera para pedir fertilizantes para sus agremiados al viejo estilo priísta, incluso, contraviniendo las indicaciones de AMLO.
Pues su denuncia ante la Fepade fue aprovechada por el BOA guerrerense, se le invirtió lana. Obtuvo la difusión mediática en medios disque nacionales, en tiempos de redes sociales, se llevó a la mañanera y ahí encontró la respuesta del gran Tlatoani, que es lo que buscaban.
Lo menos, todo resultó un palmo en las narices. En segundo lugar, lo único que consiguieron es destapar más al destapado aspirante y empoderar mucho más al denunciado como potencial candidato de Morena a gobernador.
Tres, dejar al descubierto la campaña de lodo que han iniciado algunos “militantes” de Morena con los disminuidos partidos de enfrente, aglutinados en lo que ya se conoce como el BOA, y que patrocinan ex presidentes municipales y ex gobernadores.
Un membrete de color azul, tricolor, rojo, amarillo y naranja amagentado que no quiere abandonar el confort de la ordeña de los recursos públicos que iban dirigidos a incrementar sus cuentas bancarias privadas, a sus empresas constructoras, a los ranchos Ramos 33 y a destinos diversos bien bautizados por el pueblo sabio.
Después de plantear que la autoridad competente deberá verificar si el funcionario federal usó programas para promocionarse, asunto muy complicado de comprobar, porque no hay elementos más que el escándalo de la denuncia empeñada en dañar y sin alcanzar su objetivo, AMLO le envió mensaje al BOA de acá:
“No debe de hacerse eso, tampoco significa que lo haga, no estoy afirmando que lo haga, eso tiene que ser la autoridad competente la que lo verifique y si es cierto, sanciones; eso no se debe de hacer”, indicó.
“Lo que debe detenerse en cuenta es que vienen elecciones, no hay que dejar de considerar ese factor, porque no es tampoco raro que sea del mismo partido el servidor público que lo esté denunciando, porque también al interior de cada partido pues hay diferencias y competencia, entonces ahora van a haber muchas denuncias de ese tipo, hay que nada más cuidar que se apeguen a la verdad, que sean reales, que no se politice”.
La respuesta es similar a la que me dio el presidente cuando le pregunté sobre la denuncia de la presidenta suplente Matilde Testa contra supuestos actos de corrupción y nepotismo de la alcaldesa de Acapulco, Adela Román Ocampo.
El presidente, agregó ahora: “Entonces, no es sólo la Función Pública, sino que es también porque eso es una institución nueva y hay que ir orientando de que se puede acudir a la Fiscalía contra delitos electorales, Fiscalía electoral, ahí se pueden presentar estas quejas”.
En resumen, la primera andanada del BOA aliados con Morenos añorantes del viejo régimen contra el delegado, parece un fracaso. Una derrota anunciada, porque por el tema de la corrupción y la lucha contra ella, es lo que ha fortalecido a AMLO y a los sectores más progresistas y más modernos de Morena frente a los ciudadanos.
Y tienen que entender los añorantes del viejo régimen las palabras del presidente, “una gran traición a la democracia, entonces nosotros no y que se entienda bien, no se lucha por cargos, se lucha por ideales, se lucha por principios, que nadie se confunda y que es lo mismo, aquí lo importante no es triunfar a toda costa y encaramarnos en los cargos públicos, como se decía antes, colarnos, se van a ir por un tubo”.
Y finalmente, los miembros visibles e invisibles del BOA carecen de credibilidad y calidad moral. Cualquier señalamiento de corrupción será como escupir hacia el cielo.