Teléfono rojo
La presión estaba desde hace tres semanas.
Especialistas propios y externos recomendaban a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, regresar a semáforo rojo.
Todos los indicadores, sobre todo la incidencia de contagios y la ocupación de camas hospitalarias, hacían necesaria esa medida.
Mario Molina murió con sus críticas al mal empleo del semáforo epidemiológico porque compromete la salud y la vida de amplios sectores de la población.
En la capital y otros lugares.
Pero se opuso el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y vocero gubernamental para la pandemia, Hugo López-Gatell.
Su jefe le hizo caso bajo varias consideraciones y así lo hizo saber.
La primera porque sería reconocer el fracaso en el inadecuado uso del calendario sanitario y eso repercute severamente en la imagen del régimen.
La segunda porque obligaría a tomar decisiones complementarias que alterarían varios actividades de la vida urbana.
¿El aparato productivo?
¿El cierre de empresas?
Ese no fue el tema, sino político: se molestaría a la ciudadanía a costa de la imagen.
CONTENCIÓN A ESTADOS
También se contuvo a otras entidades federativas.
Dos no obedecieron: Chihuahua y Durango.
Sin duda habrá oposición y molestia en la gente, acotó el gobernador José Rosas Aispuro, pero él mostró su autonomía.
Asumió el reto, como no lo han hecho otros gobernadores menos independientes –él pertenece a la Alianza Federalista-, de hacer campañas de convencimiento.
En eso avanza.
Claudia Sheinbaum ha analizado también distintos indicadores y se encuentra ante la disyuntiva de dictar restricciones severas o de plano regresar al rojo.
Si opta por lo segundo, como se lo recomienda su propio equipo asesor, se distanciaría más de Hugo López-Gatell pero mostraría autonomía.
Estamos más cerca del rojo, convino ayer.
“Sobre todo el cambio de tendencia es lo que es de llamar la atención: el crecimiento en el número de camas ocupadas diariamente”, explicó.
Pero, científica, ella lo sabe: o da el paso o la capital lo pagará con salud y muertes.
UNA COFEPRIS DE ADORNO
1.- El tema sanitario entra a nueva polémica.
El miércoles se publicó el decreto para permitir la entrada de medicinas del extranjero sin controles de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
Era un órgano autónomo y ahora depende de Hugo López-Gatell.
Llevado a su letra, el decreto no garantiza calidad porque se desconocerán los laboratorios fabricantes y su su eficacia en países con mayor vigilancia.
En adición, asegura la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf), se desplaza al empresariado nacional.
Un golpe con costo de decenas de miles de empleos, opinan sus dirigentes Arturo Morales y Juan de Villafranca con la esperanza de ser escuchados.
Y 2.- Ricardo Monreal anunció un giro para el Senado.
Se convertirá en coadyuvante de la Fiscalía General de la República (FGR) para investigar los escándalos de corrupción del pasado.
Puso a los hombres de negocios por delante: al “empresariado independiente” le preocupa y ocupa la corrupción.