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Médula
El autoproclamado generalísimo Franco, mandó llamar al Conde de Barcelona para que le enviará a su hijo Juan Carlos para prepararlo como su sucesor. Fue durante esa época de estudiante, mientras jugaba con su hermano Alfonso, que se le disparó un arma ocasionándole la muerte. Continuó con su formación tras el amargo episodio, en 1975 con la gravedad de la enfermedad de Franco se le otorga la sustitución a Juan Carlos para proclamarlo el 22 de noviembre de 1975 como Juan Carlos I Rey de España.
El golpe de timón que otorgó al Rey una profunda legitimidad fue la de renunciar al poder absoluto e instaurar una Monarquía Parlamentaria, lo que iniciaría el camino a la transición de una dictadura por la de una España democrática. El carisma y legitimidad que ostentaba el rey fue minándose con la aparición de escándalos que envuelven a su familia en malversación de dinero público, la otra fue una fotografía en el que se mostraba al rey parado junto a un elefante abatido, lo que incentivó las protestas de las asociaciones que protegen animales y el señalamiento de que la crisis por la que atraviesa España no era un impedimento para darse lujos de ir a un viaje y matar un animal. El otro escándalo ocurrió durante la clausura de la Cumbre Iberoamericana, celebrada en Chile, en la que manoteándole y a gritos le ordenó callarse al extinto presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
El rey Juan Carlos abdica a su reinado en un momento clave para España, lo hace por el deterioro de su salud y para darle un aire de frescura al momento de que su país va a tener un rey un poco más joven, de darle paso a una transformación y una nueva reforma constitucional. Sabe el rey la importancia de construir un nuevo escenario, pues la legitimidad radica en la confianza que le otorgan los españoles desde hace muchos años.
Y otro suceso atípico, se construirá el de la coronación de una mujer periodista. El reto para el actual príncipe es el de instalarse en la sensibilidad permanente, de darle continuidad a la neutralidad y modernización que inició su padre al renunciar a una España sometida por la violencia de una dictadura, por la de un país que respetara la voluntad de sus ciudadanos.
Así concluyen 39 años de una monarquía que pudo haber perpetrado los oscuros deseos de Franco, pero no se le concedió esa obsesión.