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ZAMORA, Mich., 24 de julio de 2014.- Como una extensión de la obra social de la asociación La Gran Familia, Rosa del Carmen Verduzco administraba también una Casa Hogar para una veintena de hombres de la tercera edad en Zamora, Michoacán.
Animal Político se encarga de hacer un reporte especial, para ello acuden al albergue donde vislumbran una casa desangelada, el moho y la suciedad se mezclan con un fuerte olor a orines que desprenden algunos de esos adultos mayores, abandonados hasta por sus propias fuerzas. No tienen cuidador ni nadie que se haga cargo. No se quejan, peor estarían en la calle, alegan.
Pepe tiene setenta años y en las mañanas sale a vender rastrillos a las calles de Zamora. De lo que saca se procura su comida, a veces almuerza en el mercado, otras se cocina lo que puede en el “Albergue para Gente de la Tercera Edad”. Allí reside con una veintena de adultos mayores más sin familia, que viven de la caridad de los vecinos y otras personas que se asoman.
El lugar es una planta baja con un dormitorio, una sala, una cocina, un baño colectivo y un patio. Los víveres brillan por su ausencia. El refrigerador ni siquiera funciona dado que no tienen comida para almacenar. Las estanterías están vacías. Cada quién tiene algunas reservas -café, frijol, azúcar- que consigue por sus métodos, saliendo a trabajar en tanto su cuerpo se lo permita, reciclar basura o de donaciones.
Un señor de barba y uñas largas cuenta que a él una vecina le trae cada día varias comidas preparadas. No sabe ni qué edad tiene, perdió los papeles viviendo en la calle y también la cuenta.
Pepe es uno de los que se encuentra mejor y trapea de vez en cuando, pero asegura que raras veces hay jabón o cloro. Otros le ayudan. Entre los que se pueden mover bien, cargan baldes de agua de una pileta en el patio a los baños, donde no corre el agua, ni en las tazas ni en las piletas, que ya se cayeron por el uso y nadie se molestó en arreglarlas. Se bañan a jicarazos. Para calentar el agua usan una resistencia eléctrica. Solo hay gas para la estufa desvencijada, oxidada por el tiempo pero que todavía aguanta, paciente como sus habitantes, para que otro anciano hierva un poco de agua para café.
Aún así, muchos de los hombres, de origen campesino, prefieren cocinar a leña, en el patio. Tienen algunas ramas que recogieron ellos mismos en los alrededores de Zamora, todavía rurales.
El albergue está en la planta baja de una propiedad a nombre Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, conocida popularmente como Mamá Rosa, y es una extensión de la obra social de la asociación La Gran Familia. En los otros dos pisos del edificio hay departamentos que renta Verduzco. Ella les traía de repente víveres, colchonetas o enseres pero no había una fecha de entrega regular. Hace unos meses falleció uno y Verduzco se encargó del funeral. También tienen un acuerdo con el Seguro Social para atenderlos si lo necesitan. Ahora no saben que pasará con ellos.
El internado La Gran Familia, donde vivían 600 personas, entre ellas 438 menores de edad, fue intervenido por la Procuraduría General de la República (PGR) el pasado martes 15 de julio por insalubridad y denuncias de malos tratos, abusos sexuales y privación de la libertad. Las autoridades han consignado a seis de los colaboradores de la directora, Rosa Verduzco, quienes permanecen arraigados en un penal de Nayarit. Respecto a Verduzco, la PGR declaró que debido a las condiciones físicas y psicológicas fruto de su avanzada edad –79 años– es “inimputable”.
Verduzco operaba también un desayunador para personas sin recursos en una colonia aledaña, del que se encargaba y sigue a cargo otra persona. En algún momento tuvo otro asilo, que sigue bajo su propiedad, pero está inoperante, el Albergue Cito, apelativo con el que en el internado se referían a Enrique Hernández, uno de los señalados como presunto violador y abusador sexual.
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