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MÉXICO, DF, 25 de octubre de 2014.- Ana Laura Solís Alanís, estudiante de posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrolla un método para determinar la calidad de lotes de pierna de cerdo y evitar las pérdidas económicas que implica a la industria procesadora de alimentos si alguno presenta defectos por palidez, suavidad y exudación, informó la máxima casa de estudios a través de un comunicado.
PSE son las siglas de un defecto de calidad en la carne de cerdo (palidez, suavidad y exudación) por factores ante y post mortem, genéticos, de manejo y relacionados con el metabolismo muscular.
Se trata de uno de los problemas más importantes para la industria procesadora de alimentos a nivel mundial que en México provoca grandes pérdidas económicas a las productoras de embutidos, explicó Ana Laura Solís Alanís, estudiante de posgrado de la UNAM.
El estrés antes del sacrificio propicia esta característica, pues al verse en el matadero, el animal responde con excitación, fatiga y variaciones en calor corporal, lo que provoca una glucólisis acelerada tras su muerte y una producción rápida de ácido láctico a una temperatura elevada, lo que deriva en una carne pálida y retención anormal de agua.
Esta condición aparece principalmente en músculos como el M. longissimus dorsi (lomo) y M. biceps femoris (pierna), formaciones con fibras predominantemente glucolíticas.
El primero es el más utilizado para detectar piezas defectuosas, pero no como materia prima en la elaboración de embutidos. En México existen pocos datos sobre la incidencia del PSE.
A pesar de la falta de datos, en nuestras plantas procesadoras se usan grandes cantidades del insumo, sobre todo de cortes provenientes del muslo. En 2009 se utilizaron 292 mil 200 toneladas para estos procesos.
Existen diversas metodologías que utilizan indicadores de calidad (pH, color, capacidad de retención de agua, entre otros) que permiten la identificación a fin de evitar su empleo y obtener un producto final de mejor calidad. Las mediciones cromáticas se encuentran entre los métodos más usados a escala industrial y se basan en patrones de referencia, como los desarrollados en Estados Unidos, Canadá y Japón.
En nuestro país, la evaluación de la calidad se lleva a cabo de diversas formas, sobre todo con valoraciones visuales. Sin embargo, los criterios aplicados fueron desarrollados para el lomo y no para la pierna, lo que dificulta el empleo de un lenguaje común en materia de calidad a escala comercial y provoca desacuerdos entre proveedores y clientes.
Los estudios realizados a la fecha no ofrecen una metodología específica para evaluar las piezas empleadas como materia prima en la industria cárnica.
En respuesta, Solís Alanís desarrolla y valida un método para determinar su calidad como parte de su tesis de maestría en Ciencias de la Producción y de la Salud. La carne PSE se descarta en muchos procesos, principalmente en el de embutidos, y tiene bajo valor tecnológico. La proveniente del muslo es muy utilizada por la industria mexicana, porque sirve como materia prima.
No obstante, al presentarse el defecto el material se deshecha o se destina a productos de menor valor, lo que genera pérdidas económicas. Además, ante la presencia de un músculo con anormalidades (aunque los demás estén bien) suele tirarse el corte, y si una pierna está pálida, se desaprovecha, refirió.
¿Cómo diagnosticar si una carne tiene PSE? Hacerlo por color es subjetivo, pues la percepción entre el personal de control es variada.
Además no hay un referente cromático de México. Incluso es inútil emplear un patrón como el canadiense —único para esta pieza— para cotejar, pues los tonos cárnicos en ambos países son diferentes.
En busca de una metodología para evaluar científicamente la pierna porcina, Solís Alanís realiza pruebas en una Planta Tipo Inspección Federal, regulada por la Sagarpa.
Previa segregación de piezas por empresa, la universitaria deja oxigenar la carne por 30 minutos y la disecciona mediante la separación de cada músculo (bíceps y recto femoris, semimembranoso, semitendinoso y vasto lateral). Luego mide el color con un espectrofotómetro portátil para obtener valores numéricos.
También evalúa temperatura, pH y capacidad de retención hídrica. Aún realiza pruebas para determinar el comportamiento de cada uno de los tejidos blandos que la conforman (30 normales y otros tantos con defecto) y falta el análisis de resultados; no obstante, indicó que “aunque se trate del mismo cerdo y pierna, se obtienen valores diferentes”.
La universitaria, explicó que no se trata de un kit rápido para detectar carne PSE, pero si logra validar esta metodología sería un respaldo científico en el control de calidad de los lotes de una empresa.
Contar con una herramienta que mida no dos, sino más variables para lograr un diagnóstico más completo y con sustento, sería fundamental para trabajar mejor. Quizá no sea la solución, pero sí ayudará a mitigar los agravantes (si bien la palidez está asociada al defecto, puede deberse a otros factores) y a homologar criterios, concluyó.