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Neofascismo en la Uagro
La Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), desde su fundación en 1960, ha estado alrededor del ojo del huracán, o sea, en lo más violento del viento.
Su primer rector, aun la universidad sin autonomía, el profesor Alfonso Ramírez Altamirano, tuvo que renunciar por presiones de los estudiantes.
Don Alfonso, un prestigiado educador y uno de los grandes tribunos guerrerenses de la segunda mitad del siglo pasado, era un prestigiado maestro egresado de una escuela normal superior, pero no tenía la licenciatura indispensable para esa función educativa.
Los estudiantes, convertidos en un grupo de presión política apoyado por el entonces poderoso secretario de la Presidencia, Donato Miranda Fonseca, originario de Chilapa, y un político con pretensiones de ser el sucesor del presidente Adolfo López Mateos (1958-1964) “tomaron la calle y abandonaron las aulas” hasta lograr la caída del gobernador fundador de la Uagro, el general Raúl Caballero Aburto.
Concedida la autonomía, la universidad tuvo como rectores a los doctores Virgilio Gómez Moharro y Jaime Castrejón Díez. Este último fue secuestrado a principios de los años 70 por la guerrilla encabezada por Genaro Vázquez Rojas.
Para su libertad, se pagó una muy fuerte cantidad y se liberó a un grupo de militantes de la izquierda encarcelados por diversos motivos, la mayoría por actividades políticas contrarias a los intereses de los gobiernos emanados del Partido Revolucionario Institucional, entonces preponderante en un ámbito de democracia simulada con ribete de dictadura de partido.
Así llegó la universidad guerrerense a ser una institución popular, luego de que un grupo de rectores de izquierda, algunos con nexos reales con la URSS y Cuba y otros bajo sospecha de ser agentes de la CIA –Rosalío Wences Reza, entre ellos- la convirtieron en un foco de agitación política, con un bajo nivel académico.
Es una historia muy conocida, pero que recientemente muestra signos de descomposición preocupante para todo aquel que se considere progresista:
El actual rector, el doctor Javier Saldaña Almazán, llevó a la universidad al otro extremo. Es ahora gobiernista y antidemocrática.
La institución popular supradicha instituyó el voto universal. Alumnos y maestros van desde entonces a las urnas y eligen al rector y a los directores de las unidades académicas. Empero, Saldaña Almazán llegó a la Rectoría como candidato único, lo que es antidemocrático desde cualquier punto que se le vea.
Y lo más grave, con el beneplácito del gobernador del estado y de la mayoría de la diputación estatal, se modificó la ley para permitirle la reelección.
Así, Saldaña Almazán, muy dado a los desfiles multitudinarios en su honor (hace poco en la avenida Costera se celebró su informe de labores con una “parada cívica”) será rector otros cuatro años. Esto preocupa, pues estamos ante un escenario de neofascismo en la Uagro.