Denuncian agresión de escolta de síndica de Morena en Taxco
ACAPULCO, Gro., a 01 de mayo de 2014.- Normalistas de Ayotzinapa lanzaron macetas, sillas y distintos objetos en contra del presidium de honor que presencio el desfile conmemorativo al 101 aniversario del Día del Trabajo, a quienes hicieron huir despavoridos,
Al finalizar la parada cívica, uno de los estudiantes brincaron la valla que delimitaba a las autoridades presentes y recriminaron ante el secretario del Trabajo, Albero López Rosas, quien fue procurador de Justicia, que la muerte de sus compañeros no se olvida.
Los contingentes de más de 20 organizaciones sindicales y cerca de 15 mil obreros marcharon y demandaron aumento salarial digno y justo tanto al ayuntamiento de Acapulco, como al gobierno estatal, así como al federal.
Casi para cerrar la parada cívica, toco el turno a la Ceteg que lanzó consignas en contra del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, como “Aguas blancas no se olvida” y “asesino”.
Atrás de los más de dos mil maestros, venia un grupo de normalistas de Ayotzinapa, quienes empezaron a cercar la zona y luego iniciaron a lanzar proyectiles entre botes de refresco, agua, cerveza, una de ellas pegó en la espalda al que esto escribe, así como sillas y macetas que alcanzaron a golpear a varios reporteros y a los ocupantes del presidium.
Momentos antes de iniciada la andanada de objetos contra de los diputados locales, Ricardo Taja Ramírez y Rubén Figueroa Smutny, así como de los delegados del ISSSTE, Daniel Pano y de Profeco, Fermín Alvarado, el ex dirigente priista y actual funcionario del gobierno de Guerrero, hacía ademanes para retirarse y de inmediato lo siguieron.
El primero en salir huyendo despavorido y abrazado de sus guaruras, fue el alcalde de Taxco de Alarcón, Salomón Flores Majul. En tanto, Rubén Figueroa y Alberto López Rosas fueron bajados por la parte trasera del presidium. En vilo también fue llevado el casi septuagenario líder de la CTM, Antelmo Alvarado García, quien miraba atónito y no daba crédito a lo sucedido.
El lugar donde estuvieron los funcionarios quedó lleno de objetos que lanzaron los normalistas, mientras que los presentes salieron como pudieron para escapar de la turba que educará a las próximas generaciones.