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CHILPANCINGO, Gro., 29 de octubre de 2014.- La tarde de ayer martes salieron en libertad los tres mezcaleros de la sierra de Zihuaquio, Guerrero, detenidos por el Ejército Mexicano; su defensa demostró que los militares les ‘sembraron’ armamento, los torturaron y consignaron con cargos falsos.
En entrevista exclusiva, el coordinador del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig), Rigoberto Acosta González, confirmó la liberación de Franco Contreras Romero, Salvador Vejar Salamanca y Sergio Villanueva Gaona.
Los tres mezcaleros permanecieron en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Chilpancingo durante 89 días, bajo el cargo de portación de armas de uso exclusivo del Ejército.
Este martes un juez emitió la sentencia de libertad absolutoria y salieron en libertad a las 18:00 horas.
“El abogado demostró su inocencia, el magistrado finalmente resolvió en favor de ellos y a las seis de la tarde salieron en libertad absolutoria. Esto nos ayuda a confiar en que las instituciones de justicia aún están por encima de las injusticias y violaciones que hace la Sedena”, expresó el coordinador del Cresig.
Indicó que la defensa aportó diversas pruebas para demostrar la inocencia de los tres mezcaleros, pero el principal elemento fue su declaración preparatoria, ya que siempre sostuvieron su inocencia.
Acosta González remarcó que al difundir en los medios de comunicación el atropello cometido por el Ejército, el caso se volvió de interés público y se logró la intervención de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
“Entregamos una serie de pruebas, respaldo documental con actas y testimonios de vecinos que dieron cuenta de los hechos. Un elemento importante fueron los careos con los tres elementos del Ejército que firmaron el reporte de consignación de los detenidos, que finalmente se demostró que era falso”, puntualizó el dirigente de la sierra.
Agregó: “Quedó fehacientemente demostrada la inocencia de mis tres compañeros, el Ejército no tuvo las pruebas suficientes, fue una tropello”.
Los hechos
El domingo 27 de julio de 2014, un grupo del 34 Batallón del Ejército Mexicano con sede en Ciudad Altamirano, llegó a la comunidad serrana de Lindero, perteneciente al ejido de Zihuaquio, en el municipio de Coyuca de Catalán.
Dos días después, el martes 29 de julio, los militares detuvieron sin orden de aprehensión al comisario Caleb Campos Ramírez y a los mezcaleros Franco Contreras Romero, Salvador Vejar Salamanca y Sergio Villanueva Gaona, mientras se tomaban un refresco en la única tienda del pueblo.
Los militares presuntamente se llevaron a los cuatro detenidos a una casa abandonada en El Zapote, donde los amarraron, golpearon y torturaron.
El comisario fue liberado horas después y cinco días posteriores a los hechos, relató lo ocurrido ante los medios de comunicación, con varias heridas y golpeas aún visibles en el cuerpo.
Contó que los elementos del Ejército los asfixiaban colocándoles bolsas en la cabeza, les introdujeron agua por la nariz y les rociaron el rostro con gas pimienta.
Caleb Campos relató que los militares los golpearon en diferentes partes del cuerpo hasta dejarlos tirados en el piso, semi inconscientes, donde patearon y pisaron sus cabezas.
Indicó que militares sacaron dos rifles: un AK-47 y un AR-15, los obligaron a sostenerlos y los fotografiaron.
Alrededor de tres horas después, el capitán le habría dicho: “Tú no te preocupes, a ti no te va a pasar nada”. Para sus compañeros, la amenaza fue mayor: “A ustedes tres sí se los llevó la chingada”.
Después los consignaron ante la Procuraduría General de la República (PGR) por el delito de portación de armas de uso exclusivo del Ejército.
Durante el tiempo que los militares mantuvieron su campamento en la sierra, hostigaron a los pobladores, golpearon a varios y amenazaron con realizar más detenciones.
Las 72 vinatas de este ejido dedicadas a la producción de mezcal se paralizaron, las familias abandonaron sus hogares durante ocho días, una veintena de hombres huyeron y seis mil pobladores advirtieron un posible desplazamiento a otros municipios, para escapar de los abusos del Ejército.