Reportan restos flotando en La Quebrada de Acapulco; ¡eran de un perro!
CHILPANCINGO, Gro., 26 de enero de 2014.- A bordo de varias camionetas, los comunitarios cruzaron varios cerros, pero antes de llegar al lugar que les indicaron los pobladores, encontraron cuatro sembradíos de amapola.
Uno de los plantíos tenía una extensión de dos hectáreas y la amapola ya estaba rasgada, señal de que se le extrajo la goma de opio.
Con manos, palos y machetes, los comunitarios eliminaron el plantío y regresaron a su base de operaciones, en la bodega de la casa materialista, con algunas flores de amapola que sirvieron como evidencia.
Por la tarde, organizaron otra expedición al lugar para destruir el resto de los plantíos.
En esta ocasión, permitieron la presencia de reporteros.
Seis camionetas de redilas y dos coches Tsuru de Color blanco con unos 100 comunitarios armados con rifles y pistolas, media docena de reporteros con cámaras y grabadoras.
En cuestión de minutos la vegetación cambia mientras se asciende por el camino de piedra.
Abajo, a lo lejos, se ve la carretera federal y las viviendas de Ocotito.
Arriba, un bosque de pinos y encinos que cantan con el paso del viento y crean la percepción de las aguas de un río que fluye tranquilo.
Al llegar a una finca abandonada, un hombre corrió cerro abajo, presuntamente armado.
Las camionetas se detuvieron, los comunitarios bajaron de un brinco y corrieron colina abajo para darle alcance, pero el sujeto escapó.
“Abusados compañeros, no nos vayan a venadear”, dijo uno de los policías en voz baja, tratando que los reporteros no escucharan para no asustarlos.
Antes de llegar a la antena de telefonía celular, el camino se volvió inaccesible para los vehículos. Entonces inició el recorrido a pie, cerro arriba.
La altura dejó sin aire a los reporteros que, sofocados, caminaban lentamente entre las veredas del cerro.
En cambio, con huaraches de cuero o botas de policía, los comunitarios recorrían ligeros los senderos que marcaron los criminales dedicados a la siembra y el cuidado de la amapola.
Entonces apareció una manguera rota que expulsaba litros de agua y era parte del sistema de riego para el cultivo del enervante.
Escondidas entre maizales, rábano, cilantro y frijol, crecían varias plantas de amapola.
A lo lejos se vislumbraban al menos 3 plantíos más.
“Este no es nuestro trabajo, nosotros no destruimos sembradíos, eso le toca al Ejército y a la Armada pero… ¿Dónde están?”, cuestionó el comandante a cargo de la operación.
“Nuestro trabajo es combatir a la delincuencia y vamos a seguir haciéndolo”, sentenció el hombre que cubría su cara con un pasamontañas y sostenía un rifle en la mano mientras daba la entrevista.
Tras destruir el plantío, el descenso a pie fue más fácil que la subida hasta llegar a las camionetas.
Una vez más, el ruido de motores, la mirada alerta, el dedo en el gatillo, el olor a sudor y a cerro, a pino y a polvo, las advertencias por radio.
Antes de llegar a la carretera federal, el grupo se dividió.
Unos pobladores advirtieron sobre la presencia de criminales, por lo que un grupo se movilizó para instalar un retén, mientras el resto de los policías ciudadanos regresó a los reporteros a la base de operaciones.
Una vez más, a punto de oscurecer.
Humo de cigarro, cientos de hombres armados vigilando las calles a bordo de camionetas, ojos expectantes, indicaciones por radio, el ambiente seguía tenso en Ocotito.
El comandante Octavio Maganda Gallardo confirmó el beneplácito de la población con la presencia de la Policía Ciudadana.
“Ya hay cientos de pobladores adheridos y esto va a ser permanente, vamos a seguir apoyando a los pueblos, no los vamos a dejar solos”, expresó.
Por la tarde del sábado, el titular de la Comisión de Defensa de Derechos Humanos (Coddehum), Ramón Navarrete Magdaleno visitó en Ocotito a los detenidos por la Policía Ciudadana de la UPOEG.
Navarrete Magdaleno se reunió con los coordinadores de la UPOEG, quienes le autorizaron la visita a la casa en la que mantienen a los detenidos, sospechosos de la comisión de delitos relacionados con la delincuencia organizada.
“Les están dando de comer, tienen agua y una televisión, los detenidos no refieren haber sido torturados”, dijo en entrevista tras la visita a la casa de seguridad, cuya ubicación se mantiene en secreto incluso para los elementos operativos de la Policía Ciudadana.
El titular de la Coddehum puntualizó que, hasta la tarde del sábado, había cuatro detenidos.
Sin embargo estaba por definirse la liberación de uno, del que no hubo pruebas suficientes de culpabilidad.
Aunque se les acusa como integrantes de la delincuencia organizada y hay señalamientos de la ciudadanía como autores de levantones, secuestros, extorsión y cobro de pisaje, los detenidos argumentan que se dedican a la enseñanza y al transporte público.
Navarrete Magdaleno explicó que la Coddehum estará al pendiente de que se respeten los derechos humanos de los detenidos y propiciará el diálogo entre la UPOEG y las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Por su parte, la Policía Ciudadana de la UPOEG advirtió que los operativos continuarán, hasta detener a todos los criminales y librar de delincuencia organizada al valle de Ocotito.