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COLORADO, Estados Unidos. 22 de enero de 2015.- Una repostería de Denver, Colorado, se encuentra en el ojo del huracán luego de que se planteara una curiosísima interrogante acerca de la libertad de expresión y credo: si los pasteleros pueden ser multados por negarse a servir a matrimonios del mismo sexo, ¿Pueden ser castigados también por negarse a preparar panecillos con leyendas homofóbicas?
Según precisa The Washington Post… sí, es posible.
La historia involucra al señor Bill Jack, quien se sintió “discriminado por sus creencia religiosas” a finales de 2014, luego de que encargara en la pastelería Azucar Bakery un panecillo con forma de Biblia y con la frase “Dios detesta a los gays” sobre el betún (dos hombres abrazados y con una tache incluido), cosa que la propietaria del local, Marjorie Silva, no vio con buenos ojos y ultimadamente se negó a hornear el pedido.
En algún momento, la repostera incluso sugirió al señor Bill Jack que estaría dipuesta a prepararle el pastel pero sin ninguna clase de mensajes, por lo que y “le daría los elementos para que él mismo escribiese lo que quisiera… pero rechazo mi oferta”, expone Marjorie Silva, según recopila The Washington Post en su edición digital.
“Es injusto como me acusa de discriminar cuando él mismo está discriminando” contó la pastelera, quien enfrenta cargos ante la División de Derechos Civiles por herir las creencias religiosas de su cliente, no obstante, la gastrónoma precisa que “es horrible, no me interesa si uno es católico, judío o cristiano, sea homosexual o lo que sea: debemos amarnos los unos a los otros, ¡No hay motivos para discriminar!”.
Bill Jack es fundador de la Worldview Academy, un organización cristiana de marcados preceptos creacionistas (mismos que establecen al hombre y la mujer como creados a imagen y semejanza de Dios, contemplan la teoría de los 7 días como una máxima irreductible y desestima los acercamientos entre homosexuales dado su fin no reproductivo), mientras que la pastelera Marjorie se dice cristiana y dice que en más de una ocasión ha preparado pasteles para su parroquia, no obstante, es la primera vez que se encuentra en un escenario de este calibre.
A modo de breviario, fue en diciembre de 2013 que la justicia del estado de Colorado se encontró con un caso que expone la otra cara de la moneda: una repostería violó las leyes locales luego de que una pareja gay encargara su pastel de bodas y se les negara el servicio, ante lo que se procuró el tema a las autoridades.
The Washington Post subraya que ninguno de los casos ha sido resuelto, aún cuando evidencian significativas anomalías.
Leer original en The Washington Post