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Guerrero se llena de cultivos de coca, alerta el obispo Rangel
“Al final del día”, dijera el lugar común fifí, el tamal más grande del mundo realizado en Acapulco este domingo 2 de febrero, idea “histórica” de la alcaldesa de Morena, Adela Román Ocampo, según su secretario de Turismo, no fue uno, fueron 4 mil 750 tamales, algunos descamisados, que en menos de cinco minutos desaparecieron de las mesas linealmente ordenadas sobre la Costera Miguel Alemán.
Para alcanzar la meta difundida en medios de comunicación y mítines políticos por “la primera autoridad municipal” de la 4T, dijera otra vez el súper lugar común, en busca de un hipotético reconocimiento que ni siquiera existe como categoría en los mega kitch Récord Guiness, se convocaron a escuelas de gastronomía, escuelas patito de turismo, restaurantes sin estrellas, y centenas de funcionarios municipales con sus familias, como lo reconoció la alcaldesa, y lograr el récord que según la Estrella del evento “fue superado”.
No más de 5 mil personas a lo largo de unos 500 metros, 475 metros lineales de tamales, ordenados a lo largo, según la certificación del notario público, Arturo Betancourt Sotelo. (Destanteado, dijeran en la Costa Chica, retomo la narrativa después de este poperazo de 30 minutos que fue el baile desquiciante de Shakira y la JLo). Sí, decía que el notario público estampa su firma en una cartulina previamente impresa.
La rúbrica de la alcaldesa del gobierno de izquierda avala el evento “histórico” un día como el que hace 48 años fue asesinado el líder de la ACNR, Genaro Vázquez Rojas, ese sí un hecho histórico, que ni siquiera mereció un reconocimiento por parte de la comuna porteña entregada en la búsqueda de la frivolidad Guiness, como si Acapulco fuera Las Vegas.
Lo que sabemos es que la ciudad de Villahermosa obtuvo hace algunos años el récord del tamal más grande del mundo.
“El Guinness World Records confirmó que Villahermosa obtuvo hoy el récord mundial del tamal de una sola pieza más largo del mundo con 50.05 metros, con lo cual superó a Perú, que tenía la marca de 39.5 metros”.
Para componer el gazapo inicial, la alcaldesa y locutores oficiosos del evento hablaron del “tamal ensamblado más grande del mundo”. Ya no fue el tamal más grande sino la fila más grande de tamales. ¿Qué obsesión de ser el mejor, el más grande del mundo? El discurso justificante, más bien parece una reiterada aceptación de “un complejo de inferioridad más grande del mundo”, que quiere distanciarse sin lograrlo de nuestra jaula de la melancolía: de la violencia nuestra de cada día, de los feminicidios, de la extorsión, de la falta de servicios, de nuestras playas contaminadas, de la corrupción y etcéteras.
Para distraer a la gente, dijera la presidenta, que la gente salga de su casa, que no se pierdan nuestras costumbres, se instalaron tres escenarios, uno con un ring, otro para artistas cercanos al gobierno y el oficial.
En este último llevaron a una desencajada “embajadora” de la cocina acapulqueña, miembro de la alicaída oligarquía cevichera, Susana Palazuelos, tia del mirrey Roberto Palazuelos, quien hace algunos días aseguró: “Mi familia es dueña de Acapulco y somos más ricos que Luis Miguel”.
Esas es la gente que acompaña a la 4T acapulqueña, gente cuestionada por el pueblo que asegura que esa fortuna proviene de la beneficencia pública. Eso dicen los acapulqueños.
Cinco minutos después los tamales habían desaparecido. Las colas que se habían formado previo al evento, “ni coludos” alcanzaron. Y la tamaliza no alcanzó para los convocados.
Para cerrar, Adela Roman y sus cercanos se retiraron llevando tras ellos una centena de huele pedos. Se subieron a un lado del ring, y allí, la presidenta de DIF no resistió el ritmo del regeton y movió su alta estructura con la felicidad que da el poder y estar el frente de una dependencia que se resiste a la transparencia, según la alcaldesa suplente Matilde Testa.
La fiesta continuó para unos cuantos, mientras, en bares y cantinas atiborradas. La gente seguía el Súper Bowl desde Miami que se promueve turísticamente con el deporte de las tacleadas y la música, con las caderas y el ritmo de Shakira y JLo.