Teléfono rojo
Con AMLO en Cuaji
Nunca antes vi tantos negros reunidos frente a un imporovisado set para una transmisión en vivo y a todo color por el canal de Presidencia de la república.
Muchas horas antes de que iniciara el Diálogo con el Pueblo Afroamericano con el presidente de la República ya brillaba la negrada festiva que se movía con la música por dentro, rumbo a la unidad deportiva de Cuajinicuilapa, que se encuentra en la entrada de la carretera que lleva a la playa de Punta Abandonado, digo, Maldonado.
Dice la historia que nunca antes un presidente de la república hizo una visita oficial a este municipio guerrerenses que colinda en una inexistente frontera cultural con Oaxaca. Allí, este sábado se reunieron pueblos de los dos estados hermanados por la historia y la cultura.
Hombres, mujeres, adultos mayores, jóvenes, niños, se reunieron para conocer al presidente de la república, que esta gente llevó a la silla presidencial, con la única esperanza, ni siquiera apenitas atravesada por alguna utopía revolucionaria, bueno, apenas la puntita de ideología izquierdista, tan sólo para tener reconocimiento y acceso a una vida mejor.
Aquí los cuijleños tuvieron la oportunidad de escuchar a dos líderes con origen político distintos. Uno, el gobernador priísta Héctor Astudillo, que se comprometió a seguir apoyando el reconocimiento de los derechos políticos y sociales de los pueblos negros de la Costa Chica de Guerrero y de Oaxaca.
Otro, el presidente de la república, del partido Morena, aunque él reitere que cuando se gobierna se hace sin partido, la gente lo sigue viendo así. Andrés Manuel López Obrador, el líder de Morena, que habló de lo que ya recibe la gente, diversos programas sociales, pero que su discurso de este sábado fue música para los oídos de estos tonos de camaleones: la ansiada ampliación de la carretera federal Acapulco- Salina Cruz. Por cierto, promesa de gobierno no cumplida del figurín tricolor, el último presidente de la República que saqueó este país, Enrique Peña Nieto.
Para contextualizar teóricamente su visita a este lugar “cargado de historia”, reconoció AMLO a este centro de la afrodescendencia, Cuajinicuilapa, Cuaji, como económicamente dicta el lenguaje popular. El presidente cita a intelectuales mexicanos que estuvieron aquí y explicaron la génesis y desarrollo de estos pueblos y cultura diseminados en la Costa Chica oaxaqueña y guerrerense, y en no más de cuatro estados del país, pasando por Gonzalo Aguirre Beltrán y Rodolfo Stavenhagen.
Cuajinicuilapa de Mandela, como lo llama el periodista Federico Campbell y su propuesta de reconocimiento a esta parte de África en Guerrero, ultrajada por caciques que controlan la economía, aún con pistola en mano, se vistió de fiesta para recibir a AMLO, teniendo como fondo diablos negros, charrasca, armónica, máscaras con barbas largas, la pobreza de sus habitantes y la infinita esperanza que tiene la gente en este hombre, que llaman su presidente, de los lleve a una vida mejor, tal vez, a una nueva tierra prometida, sin abandonar la costa jocunda y risueña, como puede ser la costa,
mujer de cintura angosta… dijera nuestro bardo.