México ante su mayor amenaza
La paz en tiempos de guerra
Guerrero se encuentra atenazado por la violencia de la pobreza y la violencia delincuencial.
La primera tiene componentes como la violencia por ingresos insuficientes, en esa situación encuentra poco más de un millón de personas en la entidad ubicados en niveles de sobrevivencia.
La otra es la violencia salvaje que se deriva de la disputa por las zonas siembra o fabricación, trasiego y venta de la droga y alcanza niveles de barbarie.
En ambos casos hablamos de un proceso histórico de corrupción política que genera límites difusos entre gobierno y crimen organizado.
Las estadísticas revelan que durante el año pasado ocurrieron 31 mil 174 homicidios, lo que lo coloca como el año más violento en México desde que se miden las cifras de víctimas de la violencia, allá por los años noventa
El año pasado se registraron 31 mil 174 homicidios en México, cifra 26.9% superior a la reportada un año antes, con lo que se ubica en el nivel más alto del que se tenga registro, superando el anterior máximo de 27 mil 213 asesinatos alcanzados en 2011, de acuerdo con datos preliminares divulgados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los datos de la institución indican que se cometieron 25 homicidios por cada 100 mil habitantes, la tasa más alta de la que se tenga reporte, superando también la relación de 24 crímenes por cada 100 mil personas, cifra de 2011.
Las entidades con el promedio más alto de asesinatos fueron: Colima, con 113 muertes por cada 100 mil habitantes; Baja California Sur, con 91; Guerrero, 71; Baja California, 60; Chihuahua, 59; y Sinaloa, con 53.
Según estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el primer semestre de 2018 cerró con 13 mil 738 homicidios dolosos. Se trata de la cifra más alta para un periodo idéntico al menos desde 1997, cuando el SESNSP comenzó a sistematizar la incidencia delictiva nacional.
Además resulta ser 15 por ciento mayor a los 11 mil 940 registrados durante el mismo periodo de 2017, el año con más crímenes en las últimas dos décadas.
Una tendencia preocupante es que en cada uno de los primeros seis meses de 2018, se superó las 2 mil carpetas de investigación por homicidio doloso, otra estadística inédita en la historia del País.
La prospectiva de la violencia en la entidad y en México también resulta inquietante en virtud de tres elementos claves:
1.- Los periodos de violencia en México hasta antes de la crisis actual habían estado vinculados a una lucha por destruir y transformar el orden político vigente.
2.- El repunte de la violencia en las últimas décadas tiene que ver con la manera en que cambiaron las relaciones entre el gobierno y los grupos criminales durante la época de la alternancia en el poder.
3.- Los mecanismos de control utilizados por el viejo régimen autoritario del PRI dejaron de ser funcionales en un contexto de alternancia partidista y dejaron de serlo porque los mecanismos de control que tuvo un solo partido se empiezan a desintegrar, y esto va a la par de la alternancia política
Generar una cultura de la paz, va más allá de cambiar el discurso y el lenguaje o de organizar foros de consulta a víctimas y expertos. Implica cambios en la estructura de los sistemas político y social y esos cambios a su vez generan tensiones.
La violencia no es poder sino la ausencia de él, diría la abuela.