México ante su mayor amenaza
Armas infantiles
Los niños reclutados la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC) en Chilapa, fueron el tema dominante a lo largo de la semana. El fenómeno es resultado de un largo periodo en que las autoridades locales y nacionales dejaron en el desamparo a la población y a los menores en el centro de la violencia.
Las imágenes con niños armados sorprendieron aún en un país tan violento como México y circularon por todo el mundo. Los niños, que aparentaban edades entre los 8 y 15 años, portaban rifles y escopetas mientras que los más pequeños cargaban palos.
Desde la década de 1990, las policías comunitarias se han encargado de buena parte de las labores de seguridad en comunidades indígenas remotas a donde la policía rara vez se aventura o se somete a la voluntad de los caciques.
Después de casi dos horas de un encuentro que sostuvieron Héctor Astudillo Flores, gobernador de la entidad; Jesús Parra García, presidente municipal y los comisarios y representantes de la CRAC-PF se firmó un acuerdo que responde a las 29 demandas de los 16 pueblos que integran el sistema comunitario de la CRAC-PF. Por lo cual el gobierno del estado da por resuelto el conflicto ya que la minuta del acuerdo
Entre los puntos de la minuta se indica que el gobierno se compromete a castigar a los asesinos de los 10 músicos y a investigar otros cometidos el año pasado. Habrá guardias nacionales y policías estatales en dos cruceros, y no el grupo civil armado Paz y Justicia. Todos resultan ser puntos tangenciales el problema y se estableció una promesa que a lo largo del sexenio no se ha podido cumplir: incrementar la seguridad en la zona.
Se trata de una acción tardía por parte del gobierno del estado que no resuelve el conflicto. Se requiere que se generen condiciones de desarrollo en estas comunidades para que las niñas, niños y adolescentes puedan ejercer sus derechos en igualdad de oportunidades y desarrollen todo su potencial.
“Como no se recibe apoyo del Estado, aunque se le está llamando, entonces lo que tiene que hacer la misma población, al no haber más alternativas, es armarse, armar a las mujeres, preparar a los jóvenes y en este caso hasta a los niños, ya. Eso para nosotros es ya una situación muy delicada” dijo Gonzalo Molina, vocero de la CRAC PF días antes del referido encuentro.
En mayo del año pasado, niños de esta región habían declarado la guerra al crimen pero usando solamente palos como si fueran escopetas.
Los activistas han denunciado por años el reclutamiento de menores por los grupos criminales.
En el enrolar a menores como combatientes no se justifica pero en todas partes del mundo en que esto ha ocurrido es resultante de una amalgama de problemas. El caso de Chilapa no es la excepción. Son comunidades abandonadas por el Estado, en las que no hay seguridad ni desarrollo social. Además, el crimen organizado ha aumentado su control territorial en el área, sobre todo para el trasiego de drogas.
Guerrero es estratégico para la delincuencia: es el principal productor de goma de opio en México, que es a su vez el tercer productor del mundo, después de Afganistán y Myanmar.
En ese contexto el reclutamiento de adolescentes y jóvenes campesinos para que formen parte de las filas del crimen ha crecido de forma alarmante. Los criminales tienen campos de entrenamiento y esclavitud de personas jóvenes.
Durante los últimos diez años los niños expuestos a situaciones de conflicto sufrieron 170 mil violaciones graves, una cifra que supone una media de 45 vulneraciones diarias durante la década.
Solo en 2018, las Naciones Unidas verificaron más de 24.000 violaciones graves contra menores, entre las que se incluyen asesinatos, mutilaciones, violencia sexual, secuestros, denegación de acceso humanitario, reclutamiento de niños y ataques a escuelas y hospitales.
La cifra supone un incremento de más de dos veces y medio respecto a la registrada en 2010, pese al refuerzo de los mecanismos de vigilancia y al aumento de las denuncias.
Esa realidad no es tan distante de nuestra entidad o nuestro país como parece. Los ataques contra los niños continúan sin cesar, ya que las partes en conflicto incumplen una de las reglas más básicas de la guerra: la protección de los niños”. Por cada acto de violencia contra los niños y niñas que genera titulares y gritos de indignación, hay muchos más que no se denuncian.
Atrás de los rostros empuñando las armas hay una guerra que en México se inició años atrás.
La violencia se alimenta de la indiferencia y la marginación diría la abuela.