Teléfono rojo/José Ureña
La basura, problema de todos
¿Por qué la gente tira basura en la vía pública?
“La gente que tira basura en zonas públicas carece de arraigo y orgullo por su comunidad. Creen que alguien más la recogerá o son demasiado perezosos para tirarla en los lugares adecuados. Cuando ven un sitio lleno de basura, piensan que el problema no es grave”.
Así inicia la presentación de una campaña de concientización ciudadana sobre el problema de la basura, que lanzó el Consejo Ciudadano de Dublín, Irlanda, en 2010.
Más adelante, los concejales dublineses advierten que la basura “puede no ser el más dramático de los muchos problemas que amenazan la calidad del medio ambiente, pero es un problema que afecta a todos los miembros de una comunidad. La basura afea calles, parques y ríos, y disminuye el valor de los terrenos”.
Ahí es donde las quejas, criticas y reproches ciudadanos en contra de las autoridades municipales que “no resuelven” el problema de la basura, parecen cómodas y hasta un tanto cínicas. Como si la basura hubiera aparecido por arte de magia, o como si fuera culpa de alguna omisión o negligencia del gobierno.
Antes, a finales de los 90, el Consejo Municipal de Chicago, Illinois, lanzó una campaña similar, pero más directa en su objetivo principal: “Your litter, your problem” (tu basura, tu problema), fue el eslogan básico de sus mensajes.
En un cartel, por ejemplo, se leía el eslogan sobre la fotografía de los restos de una hamburguesa (a medio comer y con todo y cartón y papel celofán), sobre el asiento de la banca de un parque público.
Tu basura, tu problema.
“Es muy importante que la gente se haga responsable de la basura que genera. No hay gobierno que pueda resolver solo el problema, especialmente si no existe la conciencia de no tirarla en la vía pública”, decían por su parte los concejales de la Windy city.
No conozco a los dublineses y muy poco a los de Chicago, pero sí conozco a mi gente, por eso sé que aquí nos urgen campañas de ese tipo. Porque aquí aún es muy fácil ver a muchos (pocos ya es demasiado) conductores, pasajeros, peatones, transeúntes, comerciantes y maestros, sean del género, edad, posición económica, nivel cultural y académico que sean, arrojar con desparpajo cualquier cantidad y calidad de basura en la calle, en el Zócalo y en donde sea, con tal de no tirarla donde se debe.
La verdad que eso calienta, y harto, sobre todo si uno se asume ciudadano medianamente responsable y mínimamente comprometido con la comunidad y sus habitantes. Porque lo que más ensucia no es la basura, sino la actitud valemadrista de quienes la tiran donde sea.
Y es que póngase usted a pensar: si los ayuntamientos de dos de las ciudades más prosperas, poderosas y civilizadas del planeta no pueden solos con el problema, sin la participación y el apoyo de la gente, ¿qué podrán hacer ayuntamientos de ciudades como las nuestras, de uno de los estados más pobres y rezagados de un país como México, con más de la mitad de su población en la pobreza?
Y es que, aunque no sea uno de esos que les vale madre tirar un colchón viejo a la barranca o al baldío más cercano, la verdad es que no estamos muy interesados o preocupados por hacernos responsables de nuestra basura, y mucho menos del destino y tratamiento de la basura de todos.
“Es pedo del gobierno, que por eso pagamos impuestos”, dicen muchos y piensan más. Ciudadanos que sólo se preocupan de que pase el camión recolector o las estaquitas de ‘la basura jefa’, y el desperdicio no se acumule en su patio trasero.
Claro, el gobierno estatal y los municipales estan obligados a garantizar un servicio eficiente de recolección, que los desechos tengan un destino adecuado, que existan rellenos sanitarios para proteger el medio ambiente y la salud pública, a sancionar y multar a los infractores, así como impulsar y promover campañas de concientización.
Pero tambien se espera más de una comunidad civilizada y funcional, de ciudadanos responsables y comprometidos; mucho más que la estéril e inútil contribución de la crítica visceral, la queja indolente y la cómoda acusación en contra de los sospechosos usuales, los villanos eternos de la tragicomedia mexicana: los políticos y sus gobiernos.
Estéril, porque las recriminaciones ciudadanas contra los gobiernos, sólo logra que se echen la bolita entre alcaldes y gobernadores; e inútil, porque eso de nada sirve para entender y resolver el problema de la basura. “El público debe hacer conciencia de los efectos de la basura en la ciudad, y en el bolsillo de los contribuyentes”, advierte el Consejo Municipal de Dublín.
Es cierto que a veces no sabemos qué hacer, a pesar de que se quiera ser buen ciudadano. Por fortuna, los concejales de Chicago propusieron a los suyos ciudadanos algunas acciones básicas. Las comparto aquí, para quien desee asumirlas como propias.
Como ciudadano: asegurarse de que tu basura se deposita en recipientes adecuados. Esto significa apagar cigarros en ceniceros, cerciorarse de que papeles y otros objetos no salgan volando por la ventana de tu vehículo, y sellar debidamente tus contenedores de basura. Recicla materiales para ahorrar espacio, energía y recursos naturales. Cuando veas basura en la calle, recógela y tírala en un basurero, no solo pases sobre ella. Pon el ejemplo, conmina a tus amigos a hacer lo mismo. Carga una bolsa de basura en tu vehículo o bicicleta. Ofrécete como voluntario en campañas de limpieza comunitaria. Reporta a los que tiren basura en la vía pública.
Como grupo comunitario: Organiza campañas de limpieza y rota voluntarios que ayuden a recoger la basura.
Como negocio: Inicia programas de reciclaje y reducción de desperdicios en tu empresa. Adopta un área alrededor de tu negocio y forma una brigada de limpieza para vigilarla zona de manera regular. Educa a tus empleados colocando artículos anti-basura en pizarrones y gacetas internas. Aliéntalos para que se sientan orgullosos de su lugar de trabajo, manteniéndolo limpio. Asegúrate de que tus basureros estén cerrados y coloca ceniceros a la entrada de tu edificio.
Si somos tan duros y exigentes con el gobierno, ¿por qué somos tan complacientes y omisos como ciudadanos?
Pinches temas Solís, ¿qué no ves los que más rifan? Los de la lucha política seria, del gran libro del Arte de la 4T, o los de la anti4T.
Sólo a ti se te ocurrre la ñeñés, en medio del pleito entre chairos y fifís.
Porque tal vez pienso, quiero pensar al menos, en que los que rifan en una democracia en reinvención o evolución, los que de veras urgen, atañen, afectan y aluden a todos, son temas como basura, medio ambiente, conntaminación del agua, ríos y mares… en fin, de esos que siempre dejamos para tiempos más serenos, cuando estemos más de ánimo y disposición.
¿O no? ¿O miento, exagero, me equivoco?
Nomás por eso el de hoy, en este espacio de demócratas y entrañables lectores.