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ZIHUATANEJO, Gro., 11 de julio de 2020.- Llegué al Hospital casi a las 6:10 de la tarde. El calor y la luz del sol de verano a estas horas de la tarde aún generan sudor y al pararte en la sombra se siente eso que llaman resolana. Me paré frente a la entrada del ingreso al área Covid del Hospital de Reconversión de Zihuatanejo, necesitaba imágenes para el noticiero sobre la noticia que minutos antes se había dado a conocer: Ya no había cupo. Todas las camas estaban ocupadas por enfermos de coronavirus, que ya eran 214 casos positivos y 31 fallecidos.
Frente al Hospital hay varios negocios de venta de comida para quienes tienen algún familiar internado, y los comensales se me quedan viendo cuando comienzo a grabar aspectos del lugar con mi teléfono. Junto a la puerta del nosocomio, cuatro agentes de la Guardia Nacional, entretenidos con sus celulares, sólo levantaron la vista y se secretearon, pero ninguno se acercó hacia mí, como en otras ocasiones, a preguntar los motivos por los que grabo o tomo fotografías y tengo que identificarme para que me permitan hacer mi trabajo como reportero.
En estos días llegar al Hospital General es ver, además de puestos de comida y algunas chucherías, personas de todas las edades sentadas o recargadas donde puedan en espera de ingresar a ver a sus familiares que se encuentran internados, ya sea en el área Covid o en la zona de atención general.
Mientras grababa mis videos, sentí la mirada incómoda de algunas de estas personas, algunos se dieron la vuelta, otros se colocaron bien el cubrebocas, mientras los policías de la Guardia Nacional, sentados en una jardinera de piedra, ni se inmutaron.
-¿Qué tal mi amigo?- sentí una mano empuñada que me tocó el hombro.
Me di la vuelta y pausé el video que grababa en mi teléfono y reconocí a un amigo, de quien no revelaré su identidad por razones obvias.
Lo vi portando una mascarilla y me preguntó si iba a hacer un reportaje sobre lo que pasaba en el área Covid, sobre la saturación de camas a lo que respondí de forma afirmativa.
-Esta madre la tenemos ya muy complicada y aún así la gente no entiende y le vale madre -me dijo.
Me dijo que desde hace 13 días estaba internada a su suegra, días después entró su suegro y finalmente una hermana de su esposa, quienes habían presentado síntomas de Covid 19, como fiebre y dolor de cabeza, pero que su suegra era la más grave, ya que tenía fuertes problemas para respirar.
-Mis suegros han estado en confinamiento, no salían de su casa para nada, pero ahora que pagaron la pensión de adultos mayores fueron al banco a sacar su dinero y días después fue mi suegra la que inició con fiebre y dolor fuerte de cabeza.
-Yo la tuve que cargar -continuó- junto con mi suegro para traerla al hospital y yo creo que en esos movimientos fue que él y mi cuñada se contagiaron también.
– ¿Y no temes que ya estés contagiado y quizá seas asintomático? -le pregunté, y a pesar de que ambos portábamos cubrebocas, di un paso o quizás dos hacia atrás, de forma sutil.
Me contestó que no se sentía mal ni había tenido ningún síntoma, no así su cuñada, quien desde hacía seis días había presentado tos y dolor de garganta; también le dio fiebre, pero ella estaba ya en tratamiento y había estado ya con síntomas menores.
-Mi suegro y mi cuñada la están librando, pero mi suegra está grave, ella es diabética, quizá por eso le dio más fuerte.
-Antes que tú llegaras llegaron otros periodistas y estuvieron grabando también aquí afuera del Hospital -añadió.
En un tono preocupado, viendo yo únicamente la expresión de sus ojos, dijo:
-Hasta que no caen aquí, nadie sabe lo que realmente se vive cuando esta enfermedad llega a tu casa, sólo quienes lo estamos viviendo sabemos lo difícil y en muchos casos cómo todo ocurre muy rápido y la gravedad te deja ya al borde de la muerte y ahí cuando ya avanzó el virus, o te salvas o te mueres, como ya sabemos, a veces sin que puedas despedirte de tu familiar.
-Cuídate mucho. -Dio un sorbo a un café que traía en un vaso de unicel y yo solo le dije “¡suerte!”. Se subió a un carro y se fue.
Eran las 6:25. Pasé junto al guardia del hospital, me preguntó si era periodista, a lo que sólo asentí, crucé la calle y me fui a mi casa.