
Domelipa busca influenciar con La Foto
ACAPULCO, Gro., 20 de junio de 2018.- Hasta este miércoles creía que no había cosa peor después del calentamiento global que el reguetón, pero ahora puedo agregar una más: un debate entre candidatos a la alcaldía de Acapulco en el Grupo ACA.
Y es que hoy este grupo de notables, utilizado como catapulta para impulsar a los suyos a puestos públicos en el gobierno en turno o para denostar al adversario de sus intereses, dio paso a un ejercicio con propuestas que debería ser práctica común en una sociedad adulta y no en un circo morboso para tirarse mierda a la cara, como el de este miércoles en el hotel Crowne Plaza.
El candidato del Frente, Joaquín Badillo “Jacko el destripador de tiburones” comenzó la broma que terminó perdiendo ante los otros. El quinto candidato, Ricardo Taja, existió aquí en esta tertulia sólo por referencias acusatorias hacia el viejo régimen.
Un salón casi al tope. Aparte de los agremiados al grupo ACA, los simpatizantes de cada uno de los candidatos presentes: Adela Román de Morena, Zeferino Torreblanca del PT, Jacko Badillo del Frente, y Rubén Figueroa Smutny de Nueva Alianza.
“Nos aterra pensar que el que no se raja vaya a tomar el poder”, dijo el ex alcalde de Acapulco y ex gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca. El primer aplauso casi general entre los ansiosos comensales que querían extraerle sangre a los huevos al gusto que degustaban.
Luego Jacko, que se reivindica como “preparado”, de mente sana en cuerpo sano, depredador de especies marinas en extinción, montado en un banquito de madera para estar, literalmente, a la altura de sus adversarios, a la derecha y a la izquierda, Zeferino y Adela, respectivamente, habló de su oferta electoral e inició la descalificación. Recurso que al final se le revirtió y concluyó perdiendo ante los otros tres.
Su primera mentira: dice que proviene de la sociedad civil (fake news) y su porra (empleados y amigos) se desgañita ruidosamente.
Aunque hubo señalamientos de que algunos de los candidatos presentes son “hijos de papi” o “hijos de mami”, el verdadero junior que llegó a este debate por default ante la ausencia del candidato del PRI Ricardo Taja, que para los organizadores del debate “sí se rajó” y para ellos es “el verdadero perdedor” del ejercicio, el auténtico junior (¿le alcanzará para llamarlo mirrey?) fue Rubén Figueroa Smutny, que desenvainó llegando: “yo sí puedo y yo sí quiero enfrentar a la delincuencia organizada”. Zeferino se puso en guardia.
Y Adela: soy orgullosamente acapulqueña, “yo no vivo en Diamante y en Las Brisas” como muchos de ustedes. Y arremete contra el candidato montado en el banquito: “me preocuparía que llegara una persona que tiene mentalidad de policía”.
En el intercambio, Jacko es señalado como mentiroso, evasor, en bancarrota, hijo de mami. Él se defiende: “no estoy en bancarrota, ni le debo al fisco”. El asunto es que en su mismo equipo ya se dice que se ha aceptado la derrota, que como buen comerciante, en los últimos días negociará la rendición.
Adela y Zeferino, lo más sobresaliente, coinciden en que la peor maña, como llaman los paisanos a la delincuencia, “la más grande es que la que está en el ayuntamiento”. Aplausos del público insatisfecho que exige sangre y los de arriba apenas si se tocan.
Una hora y media después de haber iniciado el debate, Ruben Figueroa Smutny, solo en su pista, en su zona de confort, en la seguridad y mano dura, y nada más, no se engancha. En la mesa de prensa alguien pregunta: “¿Vino Rubén?”.
Finalmente, el nieto del Tigre de Huitzuco se sube al ring cuando descalifica a Jacko, acusándolo de que hable de inseguridad cuando ésta ha sido el mejor pretexto de negocio de sus empresas y dijo por ello que el candidato del Frente tiene conflictos de intereses.
Al final, Adela hace política para llevar una buena tajada de votos a su causa y se dirige a Zeferino: “lo invito a hacer la nueva historia de Acapulco. Tú sabes a lo que me refiero”. Otra vez desde la mesa de la prensa, el grito que pone pimienta a este desabrido debate mañanero: “¡son novios, son novios…!”.
Sin embargo, el ex alcalde Alberto López Rosas propició la forma de continuar el distanciamiento. Al salir del salón esperó a Zeferino y le espetó:
—¡Cuánto cinismo, cuánto cinismo!
Una mentada de madre directa fue la respuesta de Zeta a López Rosas, por llevar el conflicto personal al campo de lo político, impidiendo un posible triunfo de Morena en Acapulco.
Al final, encuentros y desencuentros entre los porristas. Pero… me quedó una duda: ¿a qué se refería Zeferino cuando hablaba de la Banda de Las Suburbans? En la primera oportunidad que tenga se lo preguntaré.