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ACAPULCO, Gro., 2 de noviembre de 2017.- El arzobispo del puerto, Leopoldo González González ofició una misa en la entrada del panteón de Las Cruces, en honor a todos los difuntos en este Día de Muertos.
A las 10:00 horas, bajo un techo de lámina habilitado como una capilla, el monseñor realizó la eucaristía en la que pidió por el eterno descanso de las personas que “se han adelantado al camino”, así como de todas las víctimas de la violencia.
Unas 70 personas se quedaron a escuchar toda la misa, mientras que los que iban llegando sólo pasaban a persignarse y continuaban su camino hacia la tumba de sus familiares.
Durante su discurso, González González señaló que muchas familias y personas tienen la oportunidad de visitar las tumbas y pasar el día junto a ellas, mientras que otros no tienen esa posibilidad, pero recalcó que todos tienen una oración para Dios por ellos.
“Miren cómo hoy recordamos a nuestros seres queridos, no como personas que han sido destruidas o aniquiladas, sino como personas que han partido, que se nos han adelantado. Los vemos y esperamos en la casa del Padre, no debemos destruirnos ni aniquilarnos, los sentimos cercanos no porque vengan y se desaparezcan, quien está en Dios no está lejos de nadie, las cosas que nos alejan de nosotros es la indiferencia y el odio, cuando estamos con Dios eso no existe, estamos cerca muy cerca de los demás”, subrayó.
En breve entrevista después de la misa, el arzobispo indicó que la muerte de un ser querido causa un dolor grande porque una parte de nosotros se va con ellos, pero ese sentimiento es muchísimo más grande cuando el fallecido es víctima de la violencia, o cuando las condiciones de vida como la pobreza hacen sentir la pesadez y no permite salir adelante, por lo que llamó a “mirarnos y tendernos la mano los unos a los otros todos los días, si nuestra vida tiene un final que estos días sean de vida”.