
La osadía de Vargas Llosa
Puerta giratoria para El Mochomo
Entre el lunes y el miércoles de esta semana, trascendieron dos temas que causaron impacto en la opinión pública. El primero fue la detención de José Ángel Casarrubias Salgado, alias “El Mochomo”, líder de la organización criminal Guerreros Unidos, presuntamente una pieza clave en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Elementos de la Fiscalía General de la República lo detuvieron el lunes en el municipio de Metepec, en el estado de México, luego que desde hace años se conociera su vinculación sobre el caso y después de que incluso la entonces Procuraduría General de la República ofreciera una millonaria recompensa por información que llevara a su captura.
Ayer mismo, el propio Alejandro Gertz Manero, fiscal general del país, no perdió el tiempo y salió a presumir y festinar públicamente la detención del líder criminal, incluso argumentando que con ello quedaba sepultada aquella “verdad histórica”, ocurrencia en su momento, en 2014, del entonces procurador, Jesús Murillo Karam.
Todo de maravilla, nada más que este miércoles en el momento en que redacto esta columna, se conoce que una jueza del Estado de México, que conoció del caso, ordenó la inmediata liberación de “El Mochomo” por un simple rigorismo técnico sobre las pruebas aportadas por FGR. Y con ello, obvio, el gobierno federal sigue dando un paso para adelante y dos para atrás en este caso, en el que vuelve a quedar en ridículo y evidencia a Gertz Manero como un fiscal torpe, igual que sus antecesores.
Y el otro tema, que pinta de cuerpo entero cuál es la sensibilidad humanista de la 4T, es la increíble respuesta que da Beatriz Gutiérrez Muller, esposa del presidente de la república, cuando ante el cuestionamiento de uno de los padres de los niños con cáncer que siguen reclamando apoyo, quien le pregunta cuándo los puede recibir personalmente, le responde en su cuenta de Twitter textualmente: “No soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
Esa deplorable respuesta de la señora Beatriz, creo que no merece mayor comentario.