Teléfono rojo
El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe
Ya no sé cuántos días llevo de confinamiento casero, pero estoy cansado del encierro y supongo que usted también, anhelado lector. Refiero a mi hermana, que no vive en Acapulco pero mantengo comunicación frecuente con ella y ciertamente comparte mi apesadumbrado sentimiento de aislamiento. Un poco en la “depre”, igual que yo, me sugería que si escribía sobre Covid 19, lo hiciera buscando un lado positivo, como la baja de contaminación mundial o la visión inédita de animales silvestres deambulando plácidamente en calles de las grandes ciudades, o la extraordinaria claridad y el exquisito color azul que presentan las cálidas aguas de Acapulco, etcétera; mostrando un lado amable de esta situación que afecta a toda la humanidad.
En principio consideré adecuada su propuesta y empecé a escribir sobre tal, hasta que hice pausa para ir a la tortillería donde fui objeto de burlas y risas por parte de los que hacían fila para comprar el alimento: primero porque llevaba tapabocas y luego porque me separé de la fila para distanciarme de los demás formados, que no portaban protección alguna. Así, el que iría atrás de mi en la formación, me dijo con sorna algo como: “No tenga miedo Don, no pasa nada, es puro cuento del gobierno”; rápidamente otro más atrás soltó: “es chisme, lo hacen para chingarse la lana” y así cuando me tocó comprar, el tortillero, muy sonriente, me dijo mientras despachaba: “No pasa nada jefe, ya ve que hasta Alatorre les dijo que es mentira su pinche virus”.
Ya en casa, devorando un plato de arroz con frijoles y las tortillitas calientes, reflexioné, aún incrédulo, sobre el episodio de la tortillería; pero mientras degustaba el manjar referido y revisaba el celular, encontré un artículo de la prestigiada revista Science: “How does coronavirus kill? Clinicians trace a ferocious rampage through the body, from brain to toes”, que me hizo cambiar el tono tranquilizador de este escrito para mostrar a ustedes que el virus SARS-CoV-2 es mucho peor de lo que se creía, según exponen las autopsias realizadas a pacientes fallecidos a causa de la enfermedad que produce: Covid-19, donde queda en evidencia que el virus no solo ataca el sistema respiratorio, también agrede gravemente al corazón, las arterias, vasos capilares y la sangre en sí, también los riñones, el hígado y el cerebro pueden ser afectados por este virus cuya peligrosidad está siendo replanteada a la alza por científicos de todo el mundo. Enseguida, una parte del extenso artículo:
A medida que el número de casos confirmados de Covid-19 supera los 2,2 millones en todo el mundo y las muertes superan las 150 mil, los médicos y patólogos se esfuerzan por comprender el daño que causa y se están dando cuenta de que, aunque los pulmones son la “zona cero de la enfermedad”, su alcance puede extenderse a muchos órganos, incluyendo el corazón y los vasos sanguíneos, los riñones, el intestino y el cerebro.
“La enfermedad puede atacar casi cualquier cosa en el cuerpo con consecuencias devastadoras”, dice el cardiólogo Harlan Krumholz de la Universidad de Yale y el Hospital Yale-New Haven, quien está dirigiendo múltiples esfuerzos para reunir datos clínicos sobre Covid 19. “Su ferocidad es impresionante y humillante”.
LA INFECCIÓN COMIENZA
Cuando una persona infectada expulsa gotitas cargadas de virus y otra persona las inhala, el nuevo coronavirus entra en la nariz y la garganta. Encuentra un hogar de bienvenida en el revestimiento de la nariz donde las células son ricas en un receptor de la superficie celular llamado enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2). En todo el cuerpo, la presencia de la ACE2, que normalmente ayuda a regular la presión sanguínea, marca los tejidos vulnerables a la infección, porque el virus requiere ese receptor para entrar en una célula. Una vez dentro, el virus secuestra la maquinaria de la célula, haciendo miles de copias de sí mismo e invadiendo nuevas células.
A medida que el virus se multiplica, una persona infectada puede desprenderse de cantidades copiosas de él, especialmente durante la primera semana más o menos. Los síntomas pueden estar ausentes en este momento. O la nueva víctima del virus puede desarrollar fiebre, tos seca, dolor de garganta, pérdida del olfato y del gusto, o dolores de cabeza y de cuerpo.
Si el sistema inmunológico no contrarresta el SARS-CoV-2 durante esta fase inicial, el virus baja por la tráquea para atacar los pulmones, donde puede volverse mortal. Las ramas más delgadas y distantes del árbol respiratorio de los pulmones terminan en pequeños sacos de aire llamados alvéolos, cada uno revestido por una sola capa de células que también son ricas en receptores ACE2.
Normalmente, el oxígeno cruza los alvéolos hasta los capilares, diminutos vasos sanguíneos que se encuentran junto a los sacos de aire; el oxígeno es entonces transportado al resto del cuerpo. Pero a medida que el sistema inmunológico lucha contra el invasor, la propia batalla interrumpe esta saludable transferencia de oxígeno. Los glóbulos blancos de primera línea liberan moléculas inflamatorias llamadas quimiocinas, que a su vez convocan más células inmunes que se dirigen y matan a las células infectadas con virus, dejando un caldo de líquido y células muertas o pus. Esta es la patología subyacente de la neumonía, con sus correspondientes síntomas: tos, fiebre y respiración rápida y poco profunda y algunos pacientes de Covid 19 se recuperan de ésta, a veces sin más apoyo que el oxígeno respirado a través de las puntas nasales.
Sin embargo, otros se deterioran, a menudo de forma bastante repentina, desarrollando una condición llamada síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). Los niveles de oxígeno en la sangre caen en picado y se estrangulan y las placas de rayos X y las tomografías muestran que los pulmones están llenos de opacidades blancas donde debería estar el espacio aéreo negro. Comúnmente, estos pacientes terminan con respiradores. Muchos mueren. Las autopsias muestran que sus alvéolos se llenaron de líquido, glóbulos blancos, moco y el detritus de las células pulmonares destruidas. En los casos graves, el SARS-CoV-2 aterriza en los pulmones y puede causar un daño profundo allí, pero el virus, o la respuesta del cuerpo a él, puede dañar muchos otros órganos: hasta la mitad de los pacientes hospitalizados tienen otros síntomas fuertes, como presentar niveles de enzimas extraordinarios que indican que el hígado está luchando contra el virus que lo invade.
Otros pacientes pierden el sentido del olfato. Los científicos especulan que el virus puede subir por las terminaciones nerviosas de la nariz y dañar las células.
Algunos más presentan conjuntivitis o inflamación de la membrana que recubre la parte frontal del ojo y el párpado interno.
Sin embargo, el daño renal es común en los casos graves y hace más probable la muerte. El virus puede atacar los riñones directamente, o la insuficiencia renal puede ser parte de eventos que afectan a todo el cuerpo, como la caída en picado de la presión sanguínea.
Asimismo, informes de los pacientes y los datos de las biopsias sugieren que el virus puede infectar el tracto gastrointestinal inferior, que es rico en receptores ACE2. Alrededor del 20 por ciento o más de los pacientes tienen diarrea.
El corazón y vasos sanguíneos también son susceptibles al ataque del virus. La infección también puede promover la formación de coágulos de sangre, ataques cardíacos e inflamación cardíaca.
Algunos pacientes con Covid 19 sufren ataques, convulsiones, confusión mental e inflamación cerebral. Los médicos están tratando de entender cuáles son causados directamente por el virus”.
Hasta aquí dejo la información muy extensa proporcionada por la revista Science, donde enumera un resumen de las experiencias de médicos que tratan pacientes de Covid 19 y científicos que estudian el virus y sus severas amenazas a la humanidad. La realidad es que apenas se están conociendo las “particularidades” del SARS-CoV-2, sus formas de ataque y las formas de contrarrestarlo, pero lo que sí es seguro es que es sumamente peligroso.
Esto apenas inicia y realmente creo que todos, absolutamente todos debemos adoptar medidas de seguridad; los que puedan quedarse en casa, eso lo óptimo, pero lo que no, pues usen tapabocas, respeten la sana distancia, no escupan en el piso, eviten dar la mano, los abrazos y los besos y aquellos que no tomen en serio esta gravísima situación, bueno, pues como dice el dicho: “El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe”, literalmente.