Sin mucho ruido
AMLO: A un año… ¿cuál cambio?
A un año del contundente triunfo en las urnas del candidato presidencial del partido Morena, Andrés Manuel López Obrador, pareciera que nada ha cambiado en el país: La espiral de la violencia sigue cuesta arriba; la delincuencia desatada, los delitos del orden común y federal, en aumento; el desempleo, no baja; los migrantes serán pesada carga financiera para todos, y los peores males los padecerán todos los mexicanos. Patético el panorama, por donde se le vea.
Los fanáticos festejaron ayer, cuando se cumplió el primer año del triunfo del ex candidato presidencial AMLO, un viejo político, ex priista tradicional; todo un costal de mañas que maneja discurso populachero que emociona a sus fans, a las masas populares, para quienes gobierna –dice él- fustigando la corrupción de gobiernos priistas y panistas que lo antecedieron. Nadie más honesto e impoluto que él.
Cierto: Existe un gran segmento de ciudadanos que ya repudian al presidente AMLO, por sus fallidas políticas públicas; porque canceló la construcción del nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México; porque suspendió subsidios a guarderías, y porque se ve muy tacaño en la entrega del fertilizante a campesinos de Guerrero y el resto del país. El fertilizante gratuito a campesinos, es producto de los impuestos de todos. Es una bondad justiciera.
AMLO, trasciende en redes sociales, es muy generoso con los que llamaba “la mafia en el poder”: Con Raúl Salinas de Gortari, a quien le aprobó contrato –vía CFE- por más de 600 mil millones de pesos. Raúl, es hermano del innombrable Carlos Salinas de Gortari, ex presidente de México. Manuel Bartlett, es director de la CFE, muy cercano a Salinas, a quien ayudó para el sistema “se cayera” en 1988, y se convirtiera en presidente de México. Bartlett, es colaborador de AMLO. ¡Qué tal!
Obnubilados por el ficticio poder, a la masa de fans, les dio por festejar el primer año del triunfo de AMLO, quien vive dentro de una burbuja; la realidad es otra: Un México atiborrado de grandes conflictos por todos lados; creciente desempleo; desatada la delincuencia organizada y desorganizada; conflictos focalizados y la resistencia a “grandes proyectos” del gobierno federal de la Cuarta (de) Generación, como por ejemplo, el Tren Maya.
AMLO, se parece al legendario Robin Hood: Les quita dinero a los ricos para entregarlo a los pobres; para que la masa hambrienta se engolosine, se harte y festine tal hazaña. La fortuna de políticos corruptos y potentados narcotraficantes, pasará a manos de pobres, miserables y necesitados. Hasta centroamericanos se verán beneficiados por el moderno Robin Hood mexicano.
Mientras tanto, miles de campesinos de Guerrero siguen esperando el ansiado fertilizante, que no les llega por la burda burocracia de funcionarios fifís que encabeza el delegado federal único Pablo Amílcar Sandoval, quien anda a salto de mata, escondiéndose para evitar que le reclamen el abono.
Apenas el sábado pasado, su voraz y ambicioso primo, el diputado local Moisés Reyes Sandoval, declaró que, “Amílcar no es responsable del fertilizante”.
Sin embargo, ayer un diario de Acapulco (El Sur) consignó en primera plana, en declaraciones del delegado único federal: “Habrá el fertilizante que se necesita para productores reales”. Entonces -inquirimos- ¿Amílcar, es o no, responsable de la entrega del insumo a los campesinos de Guerrero?
De manera cínica y exhibiendo mezquindad, el Virreyito de pacotilla Amílcar, todavía se da el lujo de advertir: “No hay padrón fijo ni límite de 110 mil toneladas a entregar, siempre que los solicitantes demuestren que tienen tierra para sembrar”. Este sujeto, salió más tacaño que Zeferino Torreblanca.
El funcionario federal chilango y fifí, Pablo Amílcar, desconoce que miles de campesinos guerrerenses siembran tierras “a medias”; es decir: cultivan terrenos arrendados. El Virreyito, desconoce la idiosincrasia de los guerrerenses; usos, costumbres y tradiciones. ¿Y así quiere ser gobernador de Guerrero?… ¡Patético!
Lo cierto, es que en Guerrero dentro de algunos meses habrá malas cosechas de maíz, frijol y calabaza; vendrá crisis alimentaria y hasta hambruna en ciertas regiones del estado, pero eso no les importa a los funcionarios fifís del presidente AMLO, que en Guerrero encabeza el delegado chilango Pablo Amílcar Sandoval y sus ambiciosos y voraces secuaces que pretenden apoderarse del estado de Guerrero mediante patrañas y burdas argucias.
A un año de haber ganado la presidencia de la República, el mandatario nacional AMLO, ni debiera festejar, ni permitir que sus fans festinen el haber derrotado al PRI, al PAN y al resto de partidos y sus ex candidatos.
Lo que debiera hacer AMLO y sus fanáticos -chairos y peje zombis- es pedir perdón a todos los mexicanos, porque la mayoría de sus promesas de campaña quedaron en eso: Puras promesas, pura saliva, burda demagogia, estúpida verborrea… ¿Cuál cambio?… ¡No lo vemos por ningún lado!… Punto.