Teléfono rojo
Alcaldes, reprobados
Si en verdad se hiciera riguroso examen y auditorías financieras integrales a los 81 presidentes municipales de Guerrero, la mayoría resultarían reprobados, principalmente el munícipe de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, a quien el puerto se le cae en pedazos por la ausencia de obras y hundido en la horrorosa espiral de la violencia y muerte.
Nada tiene que presumir el novato edil del puerto quien lleva un año diciendo mentiras y perpetrando actos de corrupción. No existe ninguna obra de importancia en el puerto, pero el alcalde Velázquez Aguirre, como capo ya estrena costosa y ostentosa mansión en el exclusivo fraccionamiento Joyas de Brisamar. Antes, Evodio vivía en modesta casa de la populosa colonia Pancho Villa.
En Acapulco, no hay seguridad para la ciudadanía que vive en constante zozobra ante la ola violenta, tampoco existe obra pública, no hay transparencia financiera en la comuna porteña; los servicios públicos son deficientes y la policía municipal no otorga seguridad.
El líder del partido Movimiento Ciudadano en Acapulco, Ricardo Mejía Berdeja, acusó al alcalde acapulqueño de haber pactado con la delincuencia, mientras que la policía municipal está infiltrada por el crimen. “Evodio es cerrado y no quiere cambiar el estado de cosas en Acapulco, cuya población sufre la violencia criminal”, aseveró el dirigente.
Ayer, un periódico de Acapulco publicitó amplio reportaje con imágenes del puerto, que tituló así: “Acapulco se cae en pedazos”, y resalta que hay obras inconclusas, falta agua potable, la violencia es imparable, la policía es ineficiente, cientos de calles destruidas sin pavimento, obras de mala calidad, pésima imagen urbana y contaminación, entre otros males.
Sin embargo, el edil del puerto Velázquez Aguirre, rindió ayer su primer informe de “trabajo”, para lo cual implementó prácticas del viejo PRI como en sus mejores tiempos del reinado tricolor:
-Acarreó contingentes de gente de las colonias mediante pago en efectivo y entrega de tortas, agua y refrescos, con la promesa de hacerles obras. Evodio, pagó a matraqueros para que le echaran porras y le aplaudieran durante la lectura de su primer informe de “labores”.
Al evento asistió el titular de la Secretaría estatal de Finanzas, Héctor Apreza Patrón, en representación del gobernador Héctor Astudillo Flores. Por cierto, el mandatario guerrerense no asistirá a los informes de ninguno de los 81 municipios de Guerrero, para no prestarse a las mentiras de los alcaldes y evitar reclamos de la población, por los desatinos de la mayoría de los ediles, quienes “no han dado el ancho”.
En municipios como Chilpancingo, la capital se ahoga en basura, existen miles de baches en el centro de la ciudad, barrios y colonias de la periferia; los servicios públicos son deficientes, no hay relleno sanitario, la violencia e inseguridad es latente; diario hay asesinatos, mientras el alcalde Marco Antonio Leyva Mena, saturó las nóminas con su parentela como el escandaloso caso de su padre, el médico Ronaldo Leyva Adame, a quien nombró como “asesor en materia de salud”. Cínico y corrupto MAL. Está reprobado.
Otro municipio que también está envuelto en la vorágine de la violencia y horror es Chilapa, con trágico saldo cotidiano de “levantados”, heridos y muertos. Allí, de plano, el alcalde priista Jesús Parra García, levantó los brazos y se rindió ante la delincuencia.
Ninguna obra de importancia ha hecho en Chilapa, Parra García, a lo largo de un año. Nada tiene que presumir este munícipe, quien anda súper escoltado por guaruras, mientras los chilapenses viven con miedo y con el Jesús de Nazaret en la boca. Jesús, es el beneficiario de la muerte del ex candidato Fabián Quiroz, asesinado en plena campaña.
En Tlapa de Comonfort, su presidente municipal, Jesús Noé Abundis, es famoso nacionalmente porque se auto asignó asignó mega salario de 200 mil pesos mensuales, y el Síndico y Regidores se auto asignaron cien mil pesos por mes.
El presidente tlapaneco, gana más que el gobernador Héctor Astudillo Flores. En todo Tlapa existe indignación por los súper salarios que se asignó todo el cabildo municipal encabezado por Noé Abundis, sobre todo porque ese municipio -de la alta montaña- es uno de los más pobres del país. Ediles ricos, pueblo pobre… Punto.