
Caminos del sur
López Obrador y la crítica
Si algo debe preocupar en estos momentos a los columnistas y analistas políticos son las reacciones a la crítica del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien se muestra molesto por los comentarios desfavorables a las declaraciones que creemos desafortunadas, como si estuviéramos obligados a militar en su nutrido grupo de corifeos.
Sí, debe preocuparnos, pues de no cambiar esa actitud Andrés Manuel López Obrador, a partir del primero de diciembre estará en riesgo la libertad de expresión en México, máxime que Morena cuenta con la mayoría en el Congreso y con los legisladores afines a ese partido, puede lograr reformas legales “a la carta”.
Andrés Manuel reconoció el domingo pasado que no cumplirá con todas las demandas del pueblo mexicano escuchadas por él durante la campaña política que culminó con la victoria electoral del 1 de julio, pues el país está “en bancarrota”, lo que fue una desafortunada declaración, pues nuestro país no está en la ruina.
En 2017 la economía creció 2.3 %, lo que está muy lejos de la quiebra del país.
Los comentarios y análisis en los medios le molestaron, declarando ayer que:
“Nuestros adversarios, que no nuestros enemigos; los conservadores que todavía no terminan de digerir lo que sucedió en la elección presidencial, y la prensa fifí, están ahí, atentos; sacan de contexto las cosas buscando las podridas”.
O sea, quien se atreva a contradecirlo, es un “fifí”, que según la Real Academia de la Lengua Española, es un presumido que se ocupa de seguir las modas.
Para él somos “fifís”, como Ricardo Anaya, el ex candidato presidencial del PAN, es un “señoritingo”, que es una forma despectiva de “señorito”.
También dijo que en México hay mucha pobreza, “mucho abandono, mucha inseguridad, mucha violencia y que ha resultado un fracaso la política económica neoliberal y que la vamos a cambiar”.
El presidente electo debe saber que “cambiar” la política neoliberal significaría volver al proteccionismo económico, que llevado al extremo dificultaría el ingreso al país de productos extranjeros que compitan con los nacionales, y reduciría las exportaciones.
Si “se vuelve al pasado”, no tiene caso establecer tratados de libre comercio.
Y, en estos tiempos de globalización, en donde el mundo “es una aldea global”, ese retroceso significaría tomar el camino más rápido hacia la ruina, sobre todo cuando AMLO ha dicho que en política internacional asumiría el aislacionismo, que es una política de apartamiento o no intervención en asuntos internacionales, o sea la famosa Doctrina Estrada de antaño.
Ser un periodista crítico es servir al país en un ámbito de libertad, pero cuando esta facultad natural que tiene el hombre está en peligro, el riesgo es mayor. Entonces hay que preocuparse.
No obstante lo anterior, tengamos confianza en Andrés Manuel López Obrador. Estamos seguros que seguirá las políticas económicas que más favorezcan al país y también que será más tolerante con la libre opinión, como una condición indispensable para fortalecer nuestra democracia.