La superioridad moral
Gonzalo Rivas Cámara, virtud en grado eminente
El doctor Belisario Domínguez, Senador de la República en 1913, pronunció dos discursos, uno el 23 y otro el 29 de septiembre, que incomodó al usurpador de la presidencia de la República, Victoriano Huerta. Este, en complicidad con el embajador de los Estados Unidos, Henry Lane Wilson, había sido el autor intelectual de los asesinatos del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez (el oprobioso“ Plan de la Embajada”) ordenó que privaran de la vida al político liberal chiapaneco, cortándole la lengua “como escarmiento” a los opositores a “su gobierno”.
Como homenaje al valor y patriotismo del médico chiapaneco, cada año, desde 1954, el Senado de la República entrega una medalla que lleva su nombre y que es la máxima distinción a aquellos mexicanos que se han distinguido por su ciencia y su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra patria o de la humanidad.
Del portal de la Secretaría de Cultura del gobierno federal tomamos los siguientes datos:
Un total de 62 destacados hombres y mujeres de México la han recibido de 1954 a 2015; desde el inicio de su entrega dos personajes de la vida pública nacional la merecieron en forma póstuma: el ex rector de la UNAM, Javier Barros Sierra y el político y empresario, Luis H. Álvarez.
En el ámbito cultural e intelectual, alrededor de 25 destacados mexicanos han sido premiados con la Medalla de Honor Belisario Domínguez, algunos de ellos son: Gerardo Murillo o Dr. Atl (1956); Isidro Fabela (escritor, periodista e historiador, 1960); Jaime Torres Bodet (escritor, ensayista y poeta, 1971); Ignacio Chávez Sánchez (ex rector de la UNAM, 1975); Juan de Dios Bátiz (fundador del Instituto Politécnico Nacional, 1977).
Asimismo, Jesús Silva Herzog (catedrático e investigador de la UNAM, 1983); Rufino Tamayo (pintor, 1988); Andrés Henestrosa (poeta, escritor, e historiador, 1993); Jaime Sabines (poeta, 1994); Miguel León-Portilla (antropólogo e historiador, 1995); Carlos Fuentes (escritor, 1999); Leopoldo Zea (filósofo, 2000); Luis González y González (historiador, 2003); y Miguel Ángel Granados Chapa (periodista, 2005).
La presea consta de un diploma alusivo y un tejo de oro, pendiente de una cinta tricolor. En el anverso de la medalla aparece la efigie del Senador Belisario Domínguez, con la inscripción “Ennobleció a la Patria. 7 de octubre de 1913”, y, en el reverso, el Escudo Nacional.
Para este año, uno de los candidatos a recibirla es el ingeniero en sistemas de cómputo Gonzalo Rivas Cámara, que el 12 de diciembre de 1911, salvó a cientos de personas a costa de su vida, cuando los estudiantes de Ayotzinapa tomaron la caseta de cobro de Palo Blanco, en Chilpancingo, e incendiaron la gasolinera “Eva II”.
Rivas Cámara, que daba mantenimiento a las computadoras de la gasolinera, en lugar de correr, cerró las válvulas de seguridad y tomó un extinguidor para apagar el fuego. Empero, sobre una máquina despachadora, había un recipiente con combustible, que explotó causándole quemaduras en todo el cuerpo. Agonizó durante veinte días en el hospital de Lomas Verdes, donde murió.
Luis González de Alba, el recientemente fallecido escritor y periodista, lo propuso para ser distinguido con la presea.
A esta propuesta, nos sumamos nosotros, por la virtud en grado eminente de este mexicano, comparable a Jesús García, el Héroe de Nacozari.