Corrupción neoliberal
El pleno de la Cámara de Representantes estadounidense aprobó con 385 votos a favor, 41 en contra y 5 abstenciones, el Tratado Comercial México-Estados Unidos- Canadá o T-MEC, quedado pendiente el análisis, dictámen y aprobación en el Senado.
Previamente en México, el Senado de la República, aprobó Con 107 votos en favor y uno en contra, el Protocolo Modificatorio al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), suscrito por las tres naciones el pasado 10 de diciembre en Ciudad de México.
Del protocolo modificatorio se desprende que, las empresas mexicanas exportadoras que incumplan con los compromisos laborales establecidos en el T-MEC corren el riesgo de que Estados Unidos bloquee sus envíos. La lista de negocios que son susceptibles a la represalia comercial incluye a compañías de automóviles, autopartes, electrónicos, acero, aeroespacial, vidrio; cerámica, plástico, forjas, cemento y aluminio, además de la industria panificadora, principalmente.
Si una firma comete una infracción en libertad sindical o en negociación de contratos colectivos será acreedora a la sanción. También se incluyen otras represalias, como la imposición de aranceles y la pérdida de preferencias comerciales, es decir, que se les elimine la posibilidad de ingresar su mercancía a Estados Unidos libre de gravámenes.
La Concamin y la Canacintra advirtieron que estas sanciones pueden provocar que negocios frenen su línea de producción, lo que los puede llevar a la quiebra.
El incumplimiento de las normas laborales no sólo da facultades a Estados Unidos de aplicar castigos a México, también se incluye un capítulo que expresa que Canadá puede imponer represalias.
Por desconocimiento, se causó una confusión innecesaria con la “figura” de los “inspectores de trabajo” con los Agregados Diplomáticos o Attaches, que son nombramientos que han existido a partir del Tratado de Relaciones Diplomáticas o Tratado de Viena, que rige las relaciones entre los estados y los hay: militares, comerciales, de justicia, de energía, culturales, de ciencia y tecnología, de agricultura y laborales; ellos no pertenecen al servicio exterior y representan a sus instituciones por un tiempo determinado e informan a ellas. Ni el canciller Ebrard ni el subsecretario de América del Norte, Seade, son diplomáticos de carrera y no están familiarizados con estás figuras que los Estados Unidos y Canadá, si utilizan y acreditan a sus embajadas para funciones específicas.
Los Agregados Diplomáticos o Attaches, harán su trabajo e informarán a las instituciones de sus gobiernos. México, debe hacer lo mismo, pero nos preguntamos, ¿para qué?, si el problema está en México, cuyo gobierno al inicio de la actual administración quiso restringir y limitar a su personal diplomático y consular de carrera, con el argumento de la llamada “austeridad republicana”, quienes devengan su salario en divisa extranjera y ¡toda regla tiene una excepción!, ya que, un diplomático (a) mexicano (a) adscrito en el extranjero, no puede solventar sus gastos con 108 mil pesos o su equivalente en cualquier moneda extranjera y representar a su país de manera sobria y decorosa que le permita comprar un libro y no “sustraerlo” de una librería, por ejemplo. A propósito, el Embajador Ricardo Valero, adscrito en la Embajada de México en Argentina, no es diplomático de carrera, pero al igual que Manuel Bartlett, ¡son amigos del presidente!
Como siempre, usted tiene la mejor opinión.