Sin mucho ruido
“Tengo debilidad por el debate parlamentario.
Fuera las máscaras de la hipocresía política”.
Porfirio Muñoz Ledo
El pleno de la fracción de Morena y diputados del PRI votaron en contra de la propuesta que hice, de discutir un asunto fundamental para la vida de los guerrerenses, como es la atención que dan los gobiernos a la pandemia generada por el virus Covid-19.
Con su permiso diputado presidente.
Compañeras y compañeros diputados.
El debate que busca la verdad no tiene que ser interpretada como un ataque a ningún orden de gobierno.
El ocho de diciembre de 2019, fue reportado el primer caso de coronavirus en la ciudad de Wuhan en China. Sus efectos en la población de ese país son de todos conocidos, así como las medidas que se tomaron para atender y reducir los contagios.
El 30 de enero de 2020, la OMS elevó a la categoría más alta el brote de coronavirus, caracterizándolo como una emergencia de salud pública internacional.
El primer caso en México se presentó el día 28 de febrero.
Ese día, pese a contar con la información de lo que ocurría en otros países, es decir, en pleno desarrollo de la pandemia, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró en su conferencia mañanera, que enfermar por el coronavirus no era algo terrible, fatal; dijo que ni siquiera era equivalente a la influenza.
En los días y semanas siguientes, atestiguamos imágenes que ocuparon las planas de la prensa internacional de un Presidente que no guardó la sana distancia, besaba niñas, invitaba a los mexicanos a consumir en los restaurantes, realizaba giras por las entidades, se dejaba abrazar.
Mientras, la infección avanzaba.
El Presidente López Obrador en su informe trimestral señaló: –Comparto un dato, sin triunfalismo: México es, después de la India, el país con menos infectados con coronavirus y el tercero con menos defunciones por número de habitantes”.
El portal Animal Político cotejó esa afirmación y concluyó que eran falsas.
Hoy incluso se discute si la proporción que dio a conocer el 8 de abril el subsecretario López Gatell, de multiplicar por 8 los muestreos que ofrece mediante el sistema Centinela son los correctos.
La pregunta es obligada: ¿Cómo se puede guiar a un país en la lucha contra esta enfermedad cuando se parte de falsos supuestos, cuando las cifras son inciertas?
Discutir estos temas no es un asunto de politiquería, y sí de tener la información correcta, de que tomemos conciencia y hagamos lo que sí podemos: acatar las medidas preventivas, cuidar a nuestros cercanos, ayudar al alcance de nuestras posibilidades a quienes lo necesitan.
Muchos no tenemos claro si dará buenos resultados la decisión del gobierno de Guerrero de seguir la estrategia federal contra el coronavirus, mientras otras entidades como Jalisco, toman su propio camino.
Incluso al día de hoy, muchos poblados y comunidades de Guerrero han optado por aislarse, por no permitir la llegada de gente ajena, pese a que nadie haya dado tal instrucción.
Los vacíos se llenan.
Al 20 de abril, el número de casos confirmados asciende a 8 mil 772, pese a los esfuerzos realizados por el gobierno federal y los gobiernos locales, la amenaza sigue latente, la curva no se aplanó como era el objetivo.
En Guerrero en los últimos días los contagios se han incrementado en un cien por ciento en una semana; se extiende la cuarentena y estamos ya en la fase tres y las restricciones son mayores.
Sigo creyendo que las decisiones del gobierno del estado son en extremo cuidadosas. Tibia, en la prevención, tibia, en apoyar a la gente que más lo necesita.
Todos los días, personal que labora en los hospitales y clínicas exponen su integridad para ayudar a nuestros enfermos, en condiciones difíciles, con carencias, la incomprensión y el hostigamiento de algunos.
Vaya para ellos mi más profundo reconocimiento.
Sin embargo, aún se puede corroborar que no hay una supervisión adecuada por parte de la Secretaría de Salud Estatal, así como en los municipios, en mercados y gasolineras, en comercios y restaurantes que carecen de medidas preventivas. En esta etapa ninguna medida de prevención está demás.
El seguimiento y vigilancia a la condición de salud de nuestros migrantes que regresan, de todo el estado, pero sobre todo en la región de la Montaña, es un problema que no se ha resuelto.
Nadie que quiera a Guerrero y al país, podría apostar al fracaso de las instituciones en esta lucha.
En lo personal, en estos días me he mantenido al margen de señalamientos para no enrarecer el ambiente, dejar a nuestras autoridades hacer su trabajo.
Reitero: la discusión que busca la verdad no tiene que ser interpretada como un ataque a ningún orden de gobierno.
Si reconocemos los errores que se han cometido, estaremos en posibilidad de salir victoriosos de este trance tan difícil que nos tocó vivir.
Es cuanto, diputado presidente.