Hoja verde
Apatía ciudadana ante las tarifas de luz
Uno de los efectos del gasolinazo es el encarecimiento de la energía eléctrica. Si bien no a la tarifa doméstica, si a la comercial e industrial que finalmente traslada sus costos al consumidor final, léase, los ciudadanos de todos los niveles económicos, como pasó con la tortilla que aumentó de 15 a 18 pesos por kilogramo.
Pero la tarifa doméstica es en sí bastante cara, pues según la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en Acapulco gozamos de una fresca temperatura promedio de 28 grados y no de más de 30, como todos los acapulqueños nacidos y residentes sabemos que es la realidad.
Es decir, que de nada sirve que supuestamente se haya dejado fuera la tarifa doméstica de la reciente alza, si de por si se paga la luz más cara de lo que corresponde a la temperatura que es inocultable.
Tener un aire acondicionado, una verdadera necesidad en este calor, puede costar al usuario caer en tarifa de alto consumo y peor si es de los más baratos que no cuentan con la tecnología Inverter.
Aun cuando sea el único aparato de 220 voltios todo el consumo de su vivienda será calculado en esa medida, ya que el contrato se hace por un solo tipo de voltaje, sin importar que su plancha o su televisor consuman menos.
Y encima de todo, no nos aplican la tarifa que corresponde.
El asunto afecta lo mismo a empresas que a hogares, pero no se ha visto una movilización fuerte en la que los ciudadanos exijan a la CFE que Acapulco sea colocado en el nivel tarifario que corresponde.
El diputado Eduardo Cueva Ruiz presentó recientemente un exhorto en el Congreso y promueve la participación de la sociedad en la exigencia de esto. Se ha topado con la apatía y algunas voces que lo replican con pretensiones de colgarse políticamente la propuesta, como el caso del cetemista Rodolfo Escobar Ávila que posteriormente presentó otro exhorto ante el Cabildo porteño secundando al del legislador del Verde Ecologista.
Ese es el grave problema de Acapulco, nos quejamos por todo, pero no participamos en nada.
El año pasado se logró la reducción de tarifas en San Miguel Totolapan y Coyuca de Catalán. ¿Por qué no en Acapulco? La respuesta somos nosotros.