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ACAPULCO, Gro., 22 de septiembre de 2021.- El ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, quienes llevan siete años detenidos y sin recibir sentencia por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, rompieron el silencio ante visitadores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
En su versión de los hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014, y a la cual tuvo acceso Milenio, revelaron los motivos para esconderse tras la desaparición de los estudiantes y lo vivido durante su detención, en la cual denunciaron abusos y hasta amenazas de permitir que se violara y matara a su hija.
José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda fueron detenidos el 4 de noviembre de 2014, luego de que la entonces Procuraduría General de la República (PGR) a cargo de Jesús Murillo Karam, los acusó de ser los autores intelectuales del ataque y desaparición de los jóvenes.
El ex alcalde de Iguala también era buscado por los delitos de homicidio, tentativa de homicidio y desaparición forzada del dirigente de la Unidad Popular (UP), Arturo Hernández Cardona en 2013.
A María de los Ángeles Pineda se le vinculó con Guerreros Unidos, porque sus hermanos presuntamente pertenecían a ese grupo criminal señalado de la desaparición de los 43, y que habría actuado en complicidad con policías municipales, federales y militares.
Las entrevistas con los visitadores de la CNDH se efectuaron durante febrero de 2016 en los centros penitenciarios en los que permanecen: José Luis Abarca en el penal del Altiplano, Estado de México, y María de los Ángeles Pineda en el femenil de Coatlán del Río, Morelos.
En sus respectivas declaraciones, ambos aseguraron que no supieron nada de lo ocurrido con los normalistas porque permanecieron dormidos toda la noche, sino hasta el día siguiente en un acto cívico y el alcalde decidió cancelar su Informe programado para el 27 de septiembre de 2014.
Según José Luis Abarca, fue hasta el 29 de septiembre que se enteró que policías municipales habían sido encuartelados para ser investigados por la desaparición de los estudiantes y que para ese entonces ya quería pedir licencia para que se indagaran los hechos, aunque según María de los Ángeles Pineda se lo sugirieron en reunión con la dirigencia del PRD.
A Abarca lo habían mandado llamar a la Ciudad de México, a donde acudió por la tarde del lunes luego de atender entrevistas con medios de comunicación toda la mañana en su oficina de Iguala, y a su regreso se aprobó su licencia.
En sus respectivas entrevistas dijeron que al volver a su hogar se percataron de presencia policial al exterior y que la hermana del ex alcalde les avisó por teléfono que estaban cateando la casa sin orden judicial y le recomendó no ir para allá.
Entonces fue que huyeron con su familia a Ciudad de México, estuvieron unos días en el departamento de una de sus hijas y luego se escondieron en una casa en Iztapalapa, según los testimonios, lo hicieron por instrucción de su abogado en lo que les tramitaba un amparo para poder acudir ante las autoridades con garantías.
Según sus relatos, ya iban a presentarse ante las autoridades cuando fueron detenidos sin una orden de aprehensión y trasladados a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), donde ya los esperaba Murillo Karam.
Abarca Velázquez aseguró que Murillo Karam provocó el desmayo de su hija durante un interrogatorio y a él lo amenazaron con sacar a su esposa e hija a una manifestación que había al exterior para que las violaran y mataran.
María de los Ángeles Pineda también expuso que la torturaron verbalmente y que la amenazaron con sacar a su hija a la manifestación para que la violaran.
A ambos se les ha intentado convencer para que colaboren en la investigación de la desaparición de los normalistas. Sin embargo, al insistir que ellos no saben nada de lo ocurrido se han negado a cualquier tipo de colaboración.