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CIUDAD DE MÉXICO, 8 de mayo de 2018.- En al menos una decena de casos en este proceso electoral familiares de políticos y funcionarios obtuvieron una candidatura, y aunque esas postulaciones no son ilegales, expertos señalan el riesgo de incurrir en nepotismo.
Para estas elecciones, hay candidaturas como la de Miguel Ángel Yunes en Veracruz, quien es hijo del gobernador de ese estado y aspirante al mismo puesto; Rodrigo Gayosso Cepeda, hijastro del gobernador de Morelos Graco Ramírez y candidato a la gubernatura; o Erika Alonso, esposa del ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, y candidata por ese estado.
Respecto a ese tipo de postulaciones, teniendo en cuenta que cada caso tiene sus particularidades, Federico Estévez Estévez, profesor de Ciencia Política en el ITAM, considera que no es negativo que un familiar decida participar en política, sino el hecho de “heredar puestos a hijos, parejas, primos y familiares y darles un nombramiento discrecional en la burocracia”, cuando no tienen experiencia o los méritos propios.
El académico menciona que el apellido en común trae más ventajas que inconvenientes, para los familiares de políticos o funcionarios que obtuvieron candidaturas.
En primer lugar, ya hay un reconocimiento de su apellido entre la gente; y además, este tipo de candidatos heredan los contactos políticos, empresariales y sociales de su familiar que ya tuvo o tiene un cargo público. Estévez lo resume en un viejo refrán: “La gente piensa que más vale malo conocido, que bueno por conocer”.
Para el experto, las dinastías políticas implican nepotismo tácito, en el sentido del uso o abuso de ventajas y privilegios, como el acceso a vínculos con la élite que, en definitiva, “implica mayores probabilidades para que se queden con los premios electorales”, es decir, con los triunfos electorales.
“En algunos campos de la sociedad esto despierta muchas dudas; es un problema si un familiar monopoliza las vías de acceso a candidaturas, aun cuando eso no garantice el triunfo en la contienda; y hay quienes piensan que es corrupción, porque tiene que ver con la compra de influencias, pero nombrar candidatos y luego ganar la elección no tiene nada que ver con eso, y no es un delito. Más bien es un defecto de la democracia electoral, pero es un defecto muy común”, expresa el académico.
Tradición y nuevos vínculos
Uno de los casos más llamativos de lazos familiares en candidaturas para esta contienda electoral es el de Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón y candidata a la presidencia.
Sin embargo, en contraste con otros candidatos, Zavala cuenta con una trayectoria política propia: se enroló en las filas juveniles del PAN desde los 16 años, en donde ocupó diferentes cargos, fue diputada en dos términos, local (1994-1997, en el entonces Distrito Federal) y a nivel federal (2003-2006).
Otro caso es el de Morelos.
Rodrigo Gayosso Cepeda, hijastro del gobernador, Graco Ramírez, compite como candidato a suceder en el cargo a su padrastro, pero además su esposa, Melissa Torres Sandoval, es candidata a diputada local por la vía plurinominal.
Los casos se multiplican en la elección de diputados y alcaldes.
Por ejemplo, Napoleón Astudillo Martínez, el primo del gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, es candidato a diputado federal del distrito nueve en Acapulco.
Otros descendientes de políticos que figuran en las listas de candidatos son Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del excandidato presidencial del mismo nombre asesinado en 1994, y candidato a diputado local por Movimiento Ciudadano; también está el caso de Agustín Basave Alanís, hijo del exdirigente nacional del PRD, quien buscará un escaño en el Congreso de Nuevo León, con el mismo partido.
Manuela del Carmen Obrador, prima del presidenciable Andrés Manuel López Obrador, también compite como candidata a diputada federal por Morena.
En cuanto a la elección de alcaldes, figura el caso de Fernando Elizondo, hijo y nieto de dos ex gobernadores de Nuevo León, quien se registró como candidato independiente a la alcaldía de San Pedro.
Mención aparte merece Jorge Emilio González Martínez, conocido como El Niño Verde, hijo del fundador del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) del mismo nombre, quien en 1999 se benefició de una reforma del artículo 58 de la Constitución, la cual redujo la edad mínima de 30 a 25 años para poder acceder al cargo de senador. Para el actual proceso electoral, ocupa el primer lugar en la lista de candidatos plurinominales del mismo partido.
El lado más oscuro
Los expertos advierten que los límites entre dinastías familiares y relaciones de poder no están siquiera regulados, y que no en todos los casos se puede considerar nepotismo, entendido como la desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos.
Para el académico Carlos Ramírez, en el país existe una tradición de vínculos familiares en la política, que hace que la línea entre los lazos de parentesco y el nepotismo sea muy delgada.
“La distinción tiene que venir de la carrera de cada uno. Se acostumbra a que familias del mismo apellido participen en política y hagan su propia carrera. Pero para que sea nepotismo, tiene que haber un nombramiento o beneficio a un familiar sin experiencia política previa”.
El académico recuerda la polémica frase del expresidente José López Portillo “el orgullo de mi nepotismo”, en referencia al nombramiento de su hijo José Ramón, como subsecretario de Programación y Presupuesto, y explica que favorecer a familiares “es parte de la tradición; siempre que alguien llega a un cargo público, los familiares son beneficiados. Por eso la gente no tiene claro que el nepotismo tiene que ver con la corrupción, porque viene de épocas históricas”.
El experto añade que, hasta hace 30 años, este tipo de corrupción familiar se daba sólo en contratos y concesiones a empresas de familiares, pero en los últimos años las candidaturas “se han vuelto más lucrativas”.
Aunque en las leyes federales no está tipificado como delito, ni existe ningún requisito que prohíba el parentesco para ser elegible, algunos estados han establecido sus propias normas para limitar los vínculos familiares en el acceso a puestos de mando.
Por ejemplo, el artículo 68 de la Constitución de Oaxaca exige “(para ser electo a gobernador) no tener parentesco de consanguinidad en los cuatro primeros grados, ni de afinidad en los dos primeros, con el gobernador saliente”.
Familias de distintas filias políticas
Una situación distinta es la de miembros de una misma familia que militan y contienden por cargos públicos desde partidos diferentes.
Ramírez señala que en estos casos la competencia es “legítima”, ya que más allá de llevar el mismo apellido, cada uno se forja su propia carrera política de forma independiente.
Es el caso de la familia Clouthier. Cinco de los hijos del ex candidato presidencial Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, conocido como Maquío, militan en distintos partidos. Su hija Tatiana Clouthier es candidata plurinominal al Senado, y se desempeña como coordinadora de campaña del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
Por su parte, su hermana Rebeca es candidata del PAN a la alcaldía de San Pedro Garza García, en Nuevo León; otro de sus hermanos, Manuel, es candidato al Senado como independiente.
Aunque no compiten en estas elecciones, está el caso de dos de los hermanos de López Obrador: Pedro Arturo, quien fue candidato a diputado por el PRI; y José Ramiro, quien lideró el PRD en Tabasco.
Los candidatos que no son familia
La polémica ha acompañado también a casos en los que, aunque el candidato comparte el apellido, no mantiene vínculos familiares. Es el caso de una noticia falsa en la que se difundió que el candidato presidencial Ricardo Anaya y el secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, son primos. Verificado 2018 ya lo desmintió.
También el candidato presidencial independiente Jaime Rodríguez Calderón, conocido como El Bronco, ha sido señalado como familiar del expresidente Felipe Calderón, que lleva el mismo apellido, aunque no tienen relación de parentesco.