Hoja verde
Los dos puntos que ganó Meade
Dos puntos habría obtenido José Antonio Meade en las encuestas gracias a la campaña de la Procuraduría General de la República contra el candidato de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, según la encuesta publicada el jueves pasado por el diario El Financiero sobre la contienda presidencial.
De acuerdo con ese estudio, los aspirantes del PRI y del Frente están empatados con 24 y 23 por ciento. Anaya habría reducido su puntaje de 27 a 23 entre febrero y marzo, y Meade habría subido de 22 a 24. De febrero a esta fecha de marzo se produjo la persecución desatada por la PGR contra el candidato panista con motivo del caso de una nave industrial que una empresa de su familia vendió en Querétaro.
Para las dimensiones del golpe y el uso despiadado del aparato de la PGR, es probable que el gobierno y el PRI esperaran el desplome de Anaya, lo cual no sucedió. Tampoco sucedió que los cuatro puntos que habría perdido Anaya se fueran todos a la cuenta de Meade, como seguramente esperaba el partido oficial. Cuando más obtuvo dos, si acaso proceden de esa fuente. En ese mismo lapso, Andrés Manuel López Obrador incrementó su ventaja en cuatro puntos, de 38 a 42 por ciento.
¿Sirvió a López Obrador el enfrentamiento entre el gobierno y el PRI con Anaya? Las conclusiones del encuestador sostienen que sí, que fue el mayor beneficiario de ese choque. Adicionalmente, anota que la percepción sobre quién ganará la elección presidencial, que se recoge mediante la pregunta “¿Quién cree usted que gane la elección para Presidente?”, mantiene como puntero a López Obrador y en esa categoría registra una caída de siete puntos para Anaya (de 23 a 16 por ciento) y de un punto para Meade (de 20 a 19 por ciento). Igualmente importante es el dato que aporta sobre los indecisos (38 por ciento), una franja de electores ante la cual los candidatos se esmeran para conseguir más votos, aunque lo más lógico es que al final éstos se distribuyan proporcionalmente entre los aspirantes.
Así es como podrían arrancar en ocho días las campañas por la Presidencia en su fase formal, a la que, de acuerdo con esa misma encuesta, la independiente Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón, llega con una preferencia de apenas 7 por ciento de los electores y escasas posibilidades de crecimiento.
Son buenas noticias para López Obrador, medio buenas para Anaya y muy malas para Meade. El candidato del PRI necesitaría unos diez golpes de poder como el dirigido contra Anaya para reducir la distancia que lo separa de López Obrador. Ahora, golpes contra el candidato de Morena. Pero como en el caso del panista, ni así tendría Meade garantías de alcanzar al puntero en las tendencias, mientras el costo de una estrategia de ese tipo resultaría demasiado elevado para los intereses del presidente Enrique Peña Nieto y del PRI.
Con toda seguridad el gobierno y el PRI vieron en sus propias encuestas reflejado el fracaso de la campaña contra Anaya, pues hace ya unos quince días que cesaron las presiones públicas hacia el candidato del PAN, en medio de los rumores de que le tendrían preparada una celada más grave con ayuda del gobierno de Estados Unidos. El próximo domingo comenzará el periodo crítico de tres meses para los aspirantes, y si se considera lo que ha ocurrido hasta ahora, es sumamente difícil que Meade supere a Anaya, se posicione frente a López Obrador y le gane. Es más probable la recuperación de Anaya y que la contienda transcurra como hasta hoy. Finalmente, cada vez con más claridad los factores de poder en el país –señaladamente las cúpulas empresariales– dan muestras de estar conscientes de que López Obrador llega al último tramo de las campañas con una popularidad que parece imparable.
La “honra” de Ríos Piter
El malogrado aspirante independiente a la Presidencia, Armando Ríos Piter, dijo ayer que es objeto de un juicio paralelo “que afecta mi honra, pone en entredicho la equidad en la contienda, la imparcialidad del árbitro y la elección en su conjunto”. Así lo dijo: la elección en su conjunto. Anunció por ello que recurrirá al Tribunal Electoral. “Acudiremos a la justicia, probaremos nuestro recto hacer; estaré en la boleta y seré presidente de México”, advirtió, con el sentido de la realidad completamente extraviado. Según el alegato del senador con licencia, su honra se vio afectada porque el INE documentó que más de 800 mil de las firmas que entregó para sustentar el apoyo a su candidatura eran completamente falsas.
No podía esperarse otra cosa de Ríos Piter. Toda su carrera política es una farsa y está basada en la falsedad. Toda. A todos aquellos que alguna vez le ayudaron, los traicionó, y ha recurrido a toda clase de alianzas inconfesables. Es de sobra conocido que ha pretendido siempre moldear una imagen pública que se desfonda al primer análisis, como sucedió con las firmas de apoyo a su candidatura. Con su candidatura misma, que no obedece más que al deseo de servir a los intereses del PRI, desde donde fue alentada presumiblemente por el canciller Luis Videgaray, su actual jefe político. Frente a la descomunal farsa montada por Ríos Piter, no podía el INE sino actuar como lo hizo, evidenciando el patético papel que jugó en este proceso electoral.