Propone Manuel Añorve creación de mesa de diálogo para pacificar Guerrero
Alcalde de Acapulco trata de echarle la culpa al gobernador sobre la violencia
Al que no le conviene nadita seguir con el pleito del PRD contra el gobierno estatal por el tema de la violencia, es al presidente municipal de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, porque se muerde la lengua.
Primero, porque es precisamente en Acapulco donde más actos de violencia se suceden, sobre todo ejecuciones y homicidios; y segundo, porque al tratar de echarle la culpa al gobernador Héctor Astudillo, ha quedado en evidencia que es justamente la Policía Preventiva Municipal el eslabón más débil de la lucha contra el crimen.
O dicho con todas sus letras, Evodio trata de engañar a la ciudadanía yendo a gritar a Chilpancingo que el gobernador NO puede contra la violencia; pero entre los mandos militares y de la Policía Federal circula un informe que detalla cómo el alcalde acapulqueño evita actuar contra el crimen organizado, al retrasar la intervención de sus policías en hechos de sangre, al no cumplir con sus operativos de prevención del delito, y cómo algunos de sus mandos locales están bajo sospecha de avisar a los grupos criminales sobre los operativos de vigilancia en ciertas zonas del puerto.
De modo que Evodio está bajo sospecha, no por su torpeza en materia de seguridad, sino por fallar a propósito en su tarea, pues parece estar cumpliendo con pactos de protección inconfesables con grupos del crimen organizado…
“¿Al ladrón…”?
En la marcha perredista del domingo, se llevó acarreados a cientos de acapulqueños de la clientela amarilla, y hasta usó recursos públicos para repartir despensas y otras dádivas para garantizar que la gente se subiera a los camiones y llevarlos a protestar contra la violencia y contra “el gobernador que no ha podido resolver ese problema” ¡heredado de 10 años de malos gobiernos perredistas!
La marcha perredista no sólo quiso llevar más gente de la que logró acarrear Morena en su mitin del sábado con la presencia de Andrés Manuel López Obrador también en Chilpancingo, sino cargarle todo el peso del problema de la inseguridad al gobierno de Astudillo, que es el único que sí está invirtiendo todos los recursos del Estado en el combate al crimen, y cuenta para ello con el apoyo total del gobierno federal, que ha enviado a Guerrero a miles de soldados, marinos, gendarmes y policías federales para mejorar la seguridad e incluso para prevenir delitos porque los policías de Evodio no cumplen esa labor.
De modo que la evidencia de que su gobierno NO está logrando resultados en materia de prevención de los delitos, y de que la causa podría estar en un inconfesable pacto con ciertos grupos criminales, es lo que ha llevado a Evodio Velázquez a tratar de engañar a la población sumándose a la burda exigencia de las dirigentes nacionales del PRD que piden la renuncia del gobernador, o al menos el nombramiento de un comisionado. Tonterías que perredistas con autoridad moral en el estado, como los diputados Sebastián de la Rosa y Erika Alcaraz han rechazado porque
saben que es mera grilla.
Lo malo es que el propio Evodio parece NO darse cuenta de que en la diatriba perredista que basa sus reclamos en el elevado número de víctimas de ejecuciones y homicidios que se registran en Guerrero, es precisamente Acapulco la plaza con la tasa más alta en ese delito, y que todos los diagnósticos oficiales sobre el tema señalan que la causa es el mal trabajo de la policía municipal que falla en la prevención y en la vigilancia, del que es mayormente responsable el ayuntamiento porteño.
De modo que no le queda al alcalde que está bajo sospecha de no cumplir por motivos inconfesables, andar llevando acarreados a protestas públicas de su partido en contra de una violencia de la que es cómplice, o al menos responsable directo.
Porque es el momento en que debe asumir su responsabilidad con firmeza y sin simulaciones en el esfuerzo por darle seguridad pública a la población del municipio más grande del estado, Acapulco. No tanto para merecer una reelección imposible en el 2018, sino para no pisar la cárcel…