Caminos del sur
El país de marcha-jamás
Mis sueños no caben en tus urnas.
Autor anónimo (Frase vista en una manta en una manifestación).
México es un pueblo que sueña, sus sueños en ocasiones han sido desgraciadamente muy alejados de la realidad en que vivimos. Soñamos con ser independientes y conformar un imperio de cinco millones de kilómetros cuadrados y despertamos siendo una República de menos de dos. Soñamos con integrar a toda Centroamérica dentro del Imperio Mexicano y despertamos ahora siendo invadidos por la migración de varios de esos países, que buscan desesperadamente cruzar el río Bravo, para intentar vivir el sueño americano, o al menos quedarse en México, donde la generosidad del país les permite sobrevivir. Soñamos con una transición plena a la democracia en el 2000 y nos despertamos con una simple alternancia que fue efímera y que pese a qué durante los 12 años de gobierno del Partido Acción Nacional, hubo estabilidad macroeconómica, en materia de conformar una verdadera transición democrática, quedaron a deber, y mucho.
Ahora hace un año, México soñó con transformarse, el sueño continúa, algunos ya despertaron y se dieron cuenta que no todas las promesas se están cumpliendo, otros (todavía la gran mayoría) sigue soñando y negándose a despertar, tenemos una gran necesidad de confiar, de creer, de mantener la esperanza. Yo mismo, al igual que don Carlos Slim, me digo: Estamos a tiempo. Tiempo de precisar el rumbo, de reconocer errores, de llevar el barco a buen puerto.
Al año de la elección, hubo cerca de 53 marchas en todo el país, en contra del Ejecutivo Federal, esto es algo nunca visto, la minoría de la elección de hace un año (que sumados hacen un 47 % del electorado de entonces) se manifiesta y al menos un sector lo hace pidiendo la renuncia del Presidente de la República. ¿Lograrán algo? Solamente mantener la atención y tratar de que eso fructifique en 2021, donde se definirá el nuevo congreso el cual, sin el apoyo directo del líder en la boleta (que trataron hasta hace poco de incluir, con el tema de la revocación del mandato) probablemente se vea conformado de manera distinta.
Se desarrolló, casi al mismo tiempo, una gran celebración a modo en el Zócalo de la capital, evento cuidado, organizado, las mantas que tenían leyendas que no fueran en apoyo del presidente no llegaron al Zócalo, a la mayoría de la población se le limitó el acceso a un área y funcionarios e invitados especiales, ocuparon los lugares privilegiados. Muchas de las acciones nos recuerdan “Il Gatopardo” de Lampedusa y una cita lapidaria: “Qué todo cambie, para que todo siga igual”.
En nuestro Acapulco, hubo una manifestación de decenas de personas Anti-AMLO y alrededor de medio millar convocado por la administración municipal, proveniente de Morena, a favor del señor presidente.
¿Hay en realidad motivos para exigir la renuncia del presidente? No lo creo. ¿Hay motivos de celebración? Honestamente, tampoco los veo.
En los primeros meses se ha generado un superávit, pese a la reducción (alrededor de 200,000 barriles diarios) de lo proyectado para 2019 en la extracción de crudo. El superávit se ha logrado gracias a un subejercicio de 140,724 millones de pesos y a un mayor cobro en el IEPS aplicado a las gasolinas. Esto que podría parecer conveniente en un primer vistazo, se convierte en algo negativo, cuando constatamos que el subejercicio se encuentra en el IMSS (25,284 millones menos) y el ISSSTE (9,991 millones menos). Esto también sucede en Pemex con un subejercicio de 31,568 millones de pesos.
De acuerdo con “Tendencias Económicas y Financieras” de Bernardo Cortina Cárdenas, a pesar de que el presidente López Obrador insiste en que la deuda pública no subiría durante su gobierno, sigue subiendo. La deuda bruta total en pesos asciende a 7.249 billones de pesos, mientras que la deuda bruta emitida en dólares por el gobierno y sus empresas (Pemex y CFE) es de 207,740 millones de dólares, lo que a un tipo de cambio de 19.20 pesos por dólar, serían 3.988 billones de pesos, que sumados a la deuda en pesos da un total de 11.237 billones de pesos, un nuevo máximo histórico.
Pero lo más preocupante es que al ir subiendo la deuda a una velocidad mayor al PIB —que se encuentra estancado—, provocará que la relación Deuda/PIB siga aumentando y se acerque muy rápido a la marca de 50%, donde las calificadoras quitarán el Grado de Inversión a nuestro país.
Al cierre del primer trimestre, la relación Deuda/PIB era de 46.22% y había subido 1.22% frente al cierre del cuarto trimestres de 2018, por lo que ese indicador podría ser la gota que finalmente derrame la paciencia de las agencias calificadoras y, “por normativa”, reduzcan en un plazo de 12 a 24 meses, la nota soberana de la deuda mexicana.
La opción de finanzas públicas sanas sería que la economía nacional crezca por encima de la contratación de nueva deuda y que ello reduzca la relación deuda/PIB. Pero sin confianza en la presente administración y con un panorama de degradación crediticia en el horizonte de mediano plazo, será muy difícil que el presidente López Obrador pueda revertir la tendencia actual, lo que sólo genera más desconfianza y crea círculos negativos que van en contra de la economía, en momentos donde el mercado externo enfrenta elevadas posibilidades reales de una desaceleración en 2020. Las finanzas públicas están bajo control, aunque a un muy elevado precio de recortes, desgraciadamente, las constantes confrontaciones del presidente López Obrador y su gabinete con los empresarios nacionales y extranjeros, están provocando un clima de elevada incertidumbre, que desacelera la inversión y el consumo privado de forma alarmante.
El Banco Central es contundente en su Comunicado de Política Monetaria: “…el entorno actual sigue presentando importantes riesgos de mediano y largo plazos que pudieran afectar las condiciones macroeconómicas del país, su capacidad de crecimiento y el proceso de formación de precios en la economía”. En este sentido, es particularmente importante que además de seguir una política monetaria prudente y firme, se impulse la adopción de medidas que propicien un ambiente de confianza y certidumbre para la inversión, una mayor productividad y que se consoliden sosteniblemente las finanzas públicas, solo de esta manera se pueden generar condiciones para Juntos Lograr Generar: Propuestas y Soluciones.
Sigamos soñando, esperemos tan sólo no caer en una pesadilla y no poder despertar.
JLG.