Sin mucho ruido
Tres elecciones
Las elecciones no resuelven por sí mismas los problemas, aunque son el paso previo y necesario para su solución.
Adolfo Suárez
En Latinoamérica se acaban de vivir tres procesos electorales. El primero fue en Bolivia, el 20 de octubre, las encuestas de salida y los primeros recuentos, nos ofrecían un panorama donde el hasta hoy imbatible Evo Morales, tendría que refrendar su triunfo en una segunda vuelta electoral.
No obstante, los resultados electorales preliminares dejaron de compartirse y en el recuento oficial el presidente Evo Morales, se impuso con poco más del 10 %. Ganar con más del 50 % o con 40 % si hay una diferencia de diez puntos ya no requiere una segunda vuelta electoral.
La sospecha del manipuleo por parte del sector oficial generó inconformidad en la población, y la lucha post-electoral se volcó a las calles. El escenario es el siguiente: calles bloqueadas con troncos, piedras o contenedores de basura; ruido de explosiones de dinamitas, gases lacrimógenos y manifestantes de uno y otro bando movilizados en las calles de varias ciudades de Bolivia. Más de una semana ha pasado desde las elecciones presidenciales, las denuncias de fraude y manipulación de resultados no disminuyen. Organismos internacionales, como la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea (UE), más algunos gobiernos de la región, consideran que una segunda vuelta electoral, sería la mejor forma de resolver la crisis. Tal vez esa sea la manera en que las autoridades pueden recuperar la legitimidad. Desde hace varios lustros, una elección presidencial en Bolivia no daba como resultado movilizaciones en la calle y amenazas de violencia. En Bolivia hoy se vive una crisis política todavía con final indefinido, donde la opción de una salida concertada, es desgraciadamente la que tiene menos posibilidades de concretarse.
En Argentina Mauricio Macri mordió el polvo, el costo de gobernar siempre cobra la factura, el electorado optó por Alberto Fernández, su triunfo, cubre con un manto de impunidad a Cristina Fernández de Kirchner, su futura vicepresidenta. Alberto logró tejer fino, consolidar una alianza con Sergio Massa y triunfar con amplio margen contra Macri. Si las reglas de Bolivia, aplicaran en Argentina, aquí si hubiera habido una segunda vuelta, pero en Argentina no se requiere el 50 % basta con el 45 % y Fernández obtuvo el 48 % de la votación.
Con menos del 45 %, también se requiere una diferencia de 10 puntos y solo hay una diferencia de ocho puntos entre el puntero y el hasta hoy presidente en funciones. Este supuesto no se dio. Mauricio Macri vio como desaparecían 19 puntos de la última elección de 2015, si consideramos la segunda vuelta electoral que lo llevó al triunfo y superó con seis puntos sus resultados de su primera vuelta electoral hace cuatro años, donde quedando en segundo lugar, pudo ganar en el boletaje. El 10 de diciembre estará entregando el poder.
En Uruguay si habrá segunda vuelta electoral, el carismático Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, logró un 29 % del voto popular, Daniel Martínez de la alianza oficial englobada en el Frente Amplio, logró un 39 %. Aquí no hay duda, habrá una segunda vuelta electoral, lo que queda claro es que dependerá de la capacidad de maniobra política de cada alianza, para saber concertar con los otros dos partidos políticos que tuvieron cada uno más de diez puntos, lo que determinará al ganador en la segunda vuelta. Ernesto Talvi, del antes imbatible Partido Colorado (que ha ganado la presidencia de la república en 26 ocasiones) obtuvo poco más del 12 %. Guido Manini, que obtuvo casi el 11 % del grupo Cabildo Abierto, son dos candidatos de organizaciones de centroderecha, que probablemente se inclinen por apoyar a Luis Lacalle, pese a que sea el abanderado de su antes acérrimo enemigo, el Partido Nacional. La otra opción, para ellos es el que la izquierda se mantenga en el poder. El 24 de noviembre se llevará a cabo la segunda ronda de votaciones y conoceremos la respuesta. El reparto por el momento de diputados y senadores, hace que necesariamente tenga que establecerse un gobierno de coalición, al menos con uno de los dos partidos que quedaron respectivamente en tercero y cuarto lugar, esto es mucho más sencillo hacerlo, desde el punto de vista ideológico para Lacalle que para Martínez, a quien el apoyo del carismático José Mujica no fue suficiente.
Aquí también pesó el costo de ejercer el gobierno. El clima de inseguridad no ayudó al actual grupo en el poder, la ley del péndulo, hizo que el electorado buscara nuevas expectativas en el senador Luis Alberto Lacalle Pou, quien además cuenta con la prosapia de ser hijo de Luis Lacalle de Herrera, un expresidente de la república (1989) que sigue estando vigente, habiendo sido derrotado en 2009 por el mismísimo José Mujica.
Latinoamérica vive intensamente la democracia. ¿Cuándo se darán cuenta de que solo mediante la unión de toda la América Latina le podremos hacer frente al nuevo mundo globalizado?
Esperemos que pronto, porque solamente Juntos Lograremos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG.