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SAN JERÓNIMO, Gro., 7 de marzo de 2018.- Trabajadores de Agroindustria del Sur exigieron al gobernador Héctor Astudillo Flores dar solución a sus peticiones de falta de seguro médico y prestaciones, luego de que acusaron su administración suspendió el subsidio que le daba a la planta aceitera, para comprarles copra a los productores.
Los obreros explicaron que ante se captaban 90 toneladas de copra diario y ahora ingresan 30 toneladas cada mes. Afirmaron que del subsidio que el gobierno estatal destinaba a la planta, se obtenía mayor beneficio para los obreros: se pagaba los servicios médicos, prestaciones por ley y se pagaba puntualmente las quincenas.
En entrevista uno de los trabajadores Yovani Ávila consideró como un atropello a sus derechos laborales esta acción, “al gobernador le entregamos un escrito de nuestras demandas, él ya tiene conocimiento, pero no hemos tenido respuesta. La mayoría de los obreros tienen más de 23, 20, 15 años trabajando y han sido jubilados porque no tienen seguro médico”.
Explicó que antes el gobierno destinaba un subsidio anualmente de 36 millones de pesos, “todo marchaba muy bien se recibían 90 toneladas diarias de copra y los sueldos de nosotros estaban seguros”. No obstante, señaló que todo se salió de control desde hace casi tres años, “primero nos quitaron los bonos y una despensa que nos daban mensualmente, nos daban cinco uniformes y dos pares de botas por año cosa que también ya no nos dan, nos quitaron el servicio médico, ya que nos atendía un doctor de Atoyac, porque aquí no contamos con IMSS, ni ISSSTE, no tenemos ninguna prestación de ley”.
Por su parte, Isabel Guatemala Flores expresó que su llamado es a que “el señor gobernador sepa que los obreros de esta madre planta también somos personas humanas, que tenemos hijos pequeños y otros estudiando y que no es justo que las quincenas nos las retrasen o nos las paguen en abonos, exigimos nos devuelvan el servicio médico, el seguro de vida y también el subsidio”.
Abundó: “Ya no queremos más promesas incumplidas, aquí hay empleados que han dado su vida a esta aceitera y no hay jubilación para nadie, es muy triste que después de tantos años de servicio nos manden a nuestras casas viejos, enfermos y sin ninguna pensión”.
La planta aceitera fue construida y abastecida con toda la maquinaria suficiente en 1978 por el entonces gobernador del estado Rubén Figueroa, para que a los productores de coco se les comprara aquí su copra y fuera esta misma una fuente de ingresos, tanto para los copreros como para los empleados de dicha institución.