Hoja verde
Acapulko tropikal/Misael Habana de los Santos
El 30 de junio de 2014, al inaugurar un curso de capacitación para los coordinadores municipales del entonces programa federal Cruzada Nacional contra el hambre, el rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, Javier Saldaña Almazán, acompañado por el delegado de la Sedesol federal manifestaba sus estrechos lazos con la secreraria Rosario Robles Berlanga y con el presidente Enrique Peña Nieto, a quien acompañó en casi todas sus giras por el estado de Guerrero.
En el contexto del primer aniversario del programa federal que tutoreaba en la entidad, el rector Saldaña Almazán aseguró que los universitarios “están dando la cara por los guerrerenses”, y que en la actualidad “la Uagro trabaja coordinadamente con el gobierno federal para consolidar estrategias que generen sustentabilidad económica y potencialicen el desarrollo productivo de la entidad”.
Los tiempos dorados del peñismo y el rector de la otrora Universidad-Pueblo buscaba darle brillo a una institución que no aparece en los primeros 20 lugares entre las universidades públicas atrayendo recursos de donde fuera, para impulsar su proyecto político personal a través de la Uagro.
El vínculo político del rector con Rosario Robles se construyó a través del asesor del rector y encargado de proyectos especiales Julio Moguel, ex esposo de la funcionaria federal.
El rector en esa ceremonia felicitó a los 3 mil jóvenes universitarios pertenecientes a la Uagro, al Instituto Tecnológico Superior de La Montaña y a la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero, que integraban los Comités Comunitarios designados en las regiones con el propósito de disminuir los altos índices de marginación y pobreza en la entidad. Y cuando al fin despertamls del sexenio peñista, la pobreza como un viejo dinosaurio, seguía ahí.
Saldaña Almazán desde esa tribuna, más como un político que como un académico, más como un priísta peñista que como rector de una de las universidades con mayor rezago académico del país, hizo un llamado a los presidentes municipales de Guerrero “para sumarse a trabajar por los derechos más elementales de los guerrerenses”.
Como muestra del matrimonio político entre Sedesol y la Universidad guerrerense, el director general de Desarrollo Comunitario y representante de la de Sedesol federal, Daniel Serrato Díaz, agradeció al rector de la Uagro la suma de los universitarios al trabajo de consolidación social y los motivó a “unir esfuerzos para disminuir la pobreza y la desnutrición en el país”.
En medio de esa coreografía rosa, que mostraba sin sonrojo un amor que se atrevía a decir su nombre, el delegado estatal de Sedesol, José Manuel Armenta Tello, dio a conocer una danza de cifras alegres sobre la Cruzada Nacional Contra el Hambre que, según él, había instalado 500 comedores comunitarios que atendían 60 mil guerrerenses, ofreciendo alimentos a mujeres embarazadas, niños y adultos de la tercera edad.
Y ya saben, poniéndole crema a los tacos de demagogia expresó que “la estrategia del programa federal será utilizar productos de cada región del estado para contribuir con la economía de Guerrero”. Lo que a luz de los resultados actuales podría considerarse un fracaso y un tema de investigación por parte de la Secretaria de la Función Pública.
Con sendas ceremonias y acarreos de gente menesterosa, la Cruzada Nacional Contra el Hambre se inició en el estado de Guerrero como programa piloto en los municipios de Mártir de Cuilapan, en la zona Centro, y en la colonia Simón Bolívar, perteneciente al puerto de Acapulco.
En el acto estuvieron presentes la subdelegada estatal de Desarrollo Comunitario y Participación Ciudadana de la Sedesol, Lisandra PalmaJurado; el coordinador de la Uagro para la Cruzada Nacional contra el Hambre, Eleazar Morales Ramírez; el rector de la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero, Floriberto González González; y el director general del Instituto Tecnológico Superior de La Montaña, Uriel Hernández Galeana.
Como coordinadores de la lucha contra el hambre municipales fueron nombrados funcionarios y profesores de la Uagro a fines al rector Saldaña, que cobraban como universitarios y como funcionarios del programa. Como David Franco, actual coordinador de la Uagro en la Costa Grande; América Bautista, ex coordinadora del programa en Acapulco y actual directora de la escuela de Derecho de la Uagro; Citlalli Arroyo, actual directora de la unidad académica de Contaduría; Inti Calderón, actual director de DIF Guerrero, entre otros.
Este día el portal digital Animal Político dio a conocer que la Universidad Autónoma de Guerrero habría hecho un “probable daño” a la Secretaría de Hacienda, de más de 170 millones de pesos, a través de la llamada Estafa Maestra, orquestada desde la Secretaría de Desarrollo Social y decenas de universidades del país.
En el caso de la Universidad Autónoma de Guerrero, la Auditoría determinó “un probable daño” a la Hacienda Pública por 170 millones 949 mil pesos, debido a que no comprobó que se hayan hecho supuestas “asesorías” para la realización de diversos proyectos, ni por los pagos de mantenimiento a diferentes unidades académicas y para la instalación de software.
Este mismo día, ni tardo ni perezoso, la Uagro desmintió la versión a través de un comunicado de prensa: “El rector Javier Saldaña Almazán desmintió que la Universidad Autónoma de Guerrero tenga una denuncia penal por un presunto desvío de recursos, como publicó el día de hoy un medio digital de la Ciudad de México”.
¿Qué más nos falta saber? Esté usted pendiente, porque parece que habrá más capítulos de esta serie, en su primera temporada de zopilotes.