Sin mucho ruido
¿Y quién es el tal Odebrecht?
Es un flacucho insignificante, de apellido alemán, originario de la ciudad brasileña de Bahía, el que tiene de cabeza a los corruptos funcionarios de 10 países latinoamericanos, pero en total se movió en 14 y tiene presencia en otros 13 países. Es culpable de “La mayor red de sobornos extranjeros de la historia”.
Se llama Marcelo Odebrecht, estudió ingeniería civil en la Universidad Federal, en su natal Salvador Bahía Después se especializó en la escuela de negocios IMD de Lausana, en Suiza. A menos de 40 años fue gerente de la empresa de construcción, fundada en 1944 por su abuelo Norberto. Para 1992 era jefe de la fábrica.
La compañía devino mundialmente conocida por los dinerales repartidos a gente en altos puestos en los sectores públicos y privados de los países antes citados para intervenir en la política y la economía de cada país “beneficiado”, pero sobre todo para obtener contratos de la petrolera brasileña, Petrobras. En 2016 ante una corte en New York se declaró culpable de haber dado sobornos entre 2005 y 2014, en Brasil mismo, pero también en Perú donde corrieron al vicepresidente Jorge Glas por recibirlos. Argentina, Colombia, Guatemala, Panamá, la República Dominicana, Venezuela, igual. Pero llegó hasta África, en Angola y Mozambique, sin olvidarnos, del propio USA.
En Brasil mismo, el gobierno brasileño emprendía enormes obras de infraestructura, desde estadios para el Campeonato Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos, hasta aeropuertos, ferrocarriles y autopistas.” Y como si esto no ofreciera suficientes oportunidades de negocios para Odebrecht, se abrían frentes de trabajo de la multinacional en más de 20 países”. En los siguientes siete años, la empresa floreció a la par que se daba un nuevo “milagro económico brasileño” bajo el gobierno de Luis Inacio “Lula” da Silva, y después de 2010, con su sucesora, Dilma Rousseff. Brasil era la estrella de las naciones emergentes. Una bonanza en la exportación había llenado las arcas del Estado, que a su vez emprendía un extenso programa de asistencia social que sacaba a millones de personas de la pobreza”.
En México transfirió Odebrecht más de 10 millones de dólares entre 2010 y 2014, a cambio de contratos con Pemex. El director Emilio Lozoya Austin era quien hoy enfrenta un proceso legal por lo de Pemex, claro, pero también por el caso “Fertinal” en Lázaro Cárdenas, una fábrica de fertilizantes abandonada que se auto vendieron carísima los funcionarios de Enrique Peña Nieto.
“LAVA JATO”
En 2015 la “Operación Lava Jato”, una investigación sobre corrupción en contratos públicos, puso a la firma Odebrecht en la mira. Sergio Moro, el juez que destapó “Lava Jato” a la BBC dijo: “La investigación se realiza de una manera indiferente de puntos de vista políticos”. Sí, como no…
Marcelo Odebrecht aguantó apenas algunos meses en la cárcel antes de decidirse a colaborar con la justicia en busca de una reducción de penas. En una entrevista concedida a BBC Brasil en el momento de la detención del ejecutivo, el periodista y escritor uruguayo Raúl Zibechi, autor de un libro sobre el ascenso de las multinacionales brasileñas, aseguraba que la compañía “revolucionó la industria de la construcción” en el país con un método de funcionamiento “muy agresivo y eficiente”, gestado por el fundador, Norberto, y transmitido a sucesivas generaciones de la familia.
“Las revelaciones hechas por The Intercept-Brasil sobre las maniobras de los capos de la Lava Jato han tenido, hasta ahora, resultados devastadores para esa gran operación jurídico-político-mediática de la derecha brasileña. La manipulación de las leyes, con total promiscuidad en sus formas de acción, y el carácter absolutamente partidario de persecución a Lula como su objetivo fundamental, ha sacado a luz la naturaleza real de la operación Lava Jato, como instrumento de la guerra de leyes (lawfare) y de la guerra híbrida, como nueva estrategia de la derecha”.
EMILIO LOZOYA AUSTIN ¿Y CARLOS SALINAS?
México recibió de Odebrecht un soborno a Emilio Lozoya Austin, en tiempos de Calderón y su socio Enrique Peña Nieto, de 10.5 millones de dólares entre 2010 y 2014, como se ha publicado. Por eso ha sido arrestado en España, y probablemente será enjuiciado en México. Pero le cuelga a este asunto otro muy interesante.
Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) en total se privatizaron y desincorporaron del Estado 390 empresas, el 63% de las que existían. Y entre muchas otras archiconocidas “los fertilizantes” en 1992. Terminó en manos privadas como “Fertinal” y lo volvió a comprar Pemex, vía Odebrecht.
Hay que recordar que al final de ese sexenio el número de mexicanos más ricos del mundo registrados por la revista Forbes pasó de una familia –los Garza Sada- a 23 magnates que sumaron en conjunto casi 42,000 millones de dólares en 1994, año en que se desató la crisis que dio origen al “efecto Tequila”, que disparó Sobre muchas de las privatizaciones hubo sospechas de que algunos de los beneficiarios finales eran el parte del grupo en el poder, encabezado por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
Los niveles de pobreza de los mexicanos aumentaron al 69%.