El último aliento
La historia del Reforma
La neta, lo que sé de la calidad como medio de comunicación del periódico Reforma es bastante superficial porque no lo he leído casi nunca, sinceramente por antipatía personal a lo que ahora se identifica como “la prensa fifí” y sus lectores, grupos a los que conocí y pertenecí cuando estaba casada y que le dieron nombre a mi libro Los Indignos (editado por Diana, Grijalbo, Libros del Sol e INK).
Sé que siempre Reforma les ha pagado mucho a sus articulistas y me da mucha envidia, pero a cada quien le toca lo que su conciencia le exige, y el que armó ese tinglado, me conocía y por lo visto comprendió que yo no iba a jalar parejo. No me invitó a colaborar en ese diario, pero sí trató de aprovecharme más tarde la hermana del presidente (espurio también) Adriana Salinas, dueña de una editora de libros, que me envió a una persona a la cual despaché y ni siquiera entró a mi departamento.
Cuando apareció Reforma en México D.F. allá en el lejano 1993, yo me había retirado de la prensa, es decir de los entonces 80 diarios que reproducían mis artículos y hasta de la radio, en protesta porque Raúl Salinas de Gortari me había corrido del periódico capitalino Excelsior por haberlo encuerado a él un poquito ( no se usaba entonces tocar ni con el pétalo de una rosa a la familia real), en un artículo de Junio 1991 que se llamó El Hipódromo de Las Américas. En él señalé también al padrino presidencial, un tal Justo Fernández, que llevaba mal su nombre, y tenía la concesión del dicho hipódromo, propiedad de la Nación, que le iba a pasar al mega bribón de Raulito, hoy ab-so-lu-ta-men- te impoluto gracias a nuestro lindísimo Poder Judicial.
Pero volviendo al periódico hoy por supuesto opositor de AMLO, para que se relaman los bigotes los sobrevivientes de mis famosos Indignos y/o herederos fifís de esa estirpe, dizque por tratarse de prensa libre, me permito decirles a los que no saben que Reforma está y estuvo siempre al servicio de los Salinas, esos sí eternos. Y créanme, no exagero. Hoy con El Financiero, el Reforma, sigue aliado al viejo régimen riquísimo y ladroncísimo, que debemos TODOS cancelar, pero YA.
Retrocediendo de nuevo en el tiempo, en el 1993, cuando en la Capital apareció el Reforma, los repartidores de periódicos locales se opusieron y feliz, el periódico libertario organizó un súper show, entre muchas personas de calidad que se fueron con la finta y lo vendían en las avenidas, para apoyar a ese gran medio crítico del gobierno. Entre ellos mi amiga Mariví, María Victoria Llamas (1940-2008), que a la hora de la hora no invitaron, muy dotada y culta comunicadora que se había metido a la política con buen éxito por limpia e inteligente, pero en el caso con poco olfato. Me invitó al huateque, es decir a vender Reforma ellos mismos para llamar la atención desde un principio hacia su supuesta independencia, ya que no querían distribuir el nuevo diario en los puestos de periódicos “porque era gringo y de gringos”, decían los repartidores.
Se hacía en Texas adonde se habían ido a vivir los hijos del papá Junco, dueño del periódico El Norte de Monterrey, que entonces publicó en internet: “Cría cuervos y te sacarán los ojos”. Ese señor sí me había invitado a escribir, pero no acepté porque le era fiel al periódico que entonces tenía en Monterrey, El Porvenir.
Y hoy ya vamos en la tercera generación de Juncos y el presidente se pelea por lo visto con un nieto del fundador que está resultando más derechista-salinista que sus antecesores. Despidió, me dicen, a colaboradores que tienen alguna simpatía por el nuevo presidente. En suma, el periódico libre ya demostró de quien es.
Y hablando de periódicos libres… El director del Excélsior, Regino Díaz Redondo (Madrid 1934-2017, hijo de padre republicano) fue el que me corrió en 1991 y: se rajó ante Raúl. Yo estaba en ese diario por otra gran amiga, Ana Cecilia Treviño, Bambi, un personaje verdaderamente institucional del periódico, que literalmente me impuso. Todo esto viene a colación por algo que descubrí tardíamente y que escribí en este tenor el otro día en mi espacio de Facebook:
¿QUIEN INVENTÓ EL “REFORMA”?
Por supuesto, Salinas y sus socios o patrones gringos, pero a través de alguien que fue amigo de un grupo al que pertenecí y que apoyó su pre candidatura a la herencia de Carlos Salinas. No sé si a todos nos engañó, pero confieso que a mí sí y era su amiga. Se trata de Manuel Camacho Solís (1946-2015), que era el regente de Ciudad de México y le regaló al “DEFORMA”, el enorme terreno en que se aposenta, en donde nunca pagó impuestos, ni siquiera agua, y que metieron al Fobaproa por deber 150 millones de dólares. Pobre Manuel.
Alguien me preguntó por qué lo pobreteo y respondí:
1.- Porque habiendo hecho Manuel Camacho por Carlos Salinas cosas tan viles como la descrita, finalmente no fue su heredero, como habían pactado de jóvenes.
2.- Algo ahí adentro habla de injerencia extraña en la sucesión de Salinas que causó los otros dos magnicidios, Colosio, asesinado en Tijuana el 23 de marzo de 1994 y Ruiz Massieu, gobernador de Guerrero, a la sazón Jefe del PRI, igualmente asesinado en el DF poco después, el 28 de septiembre del mismo año. Sin hablar de un cardenal también baleado en Guadalajara.
A ver si La Cuarta algún día tiene tiempo de aclararnos los crímenes del pasado. Y mientras, que meta a alguien al bote de los que deba por la mega transa del NAIM o Aeropuerto de Texcoco que describió con gran precisión en la conferencia de ayer otro amigo, Jiménez Espriú, secretario de Comunicaciones. Felicidades.