
Rommel Pacheco y las señales políticas en la mañanera
Ni modo, no hubo catástrofes
Pues no, la ocupación hotelera en estas vacaciones veraniegas no se cayó. Ni la inseguridad, ni el socavón, ni los abusos de los sacrificados prestadores de servicios turísticos han podido contener a los cientos de miles de turistas que se han volcado sobre los atractivos de Guerrero en esta temporada de descanso. Van 800 mil, la meta es alcanzar el millón, lo que no se antoja imposible pues los porcentajes de ocupación son superiores hasta ahora a los de 2016.
Por supuesto que llega turista nacional de todos los niveles adquisitivos. Que muchos son turistas de supermercado o de Oxxo, pues sí pero preferible que lleguen miles de esos a que no llegue ninguno. Quienes reprochan esto son los mismos empresarios turísticos medrosos, que contribuyeron a la pérdida de competitividad del puerto ante la competencia de otros destinos, con los resultados que todos vemos en el languideciente Acapulco tradicional.
Pero dejando de lado las voces plañideras, porque para la victimización y para extenderle la mano a papá gobierno sí son muy buenos, un Ernesto Rodríguez Escalona que ha mantenido un ritmo incesante de actividad, está logrando que la Sefotur alcance sus metas, lo que es fundamental para el estado porque por si a alguien se le olvida, el turismo es el componente principal del producto interno bruto del estado.
Tampoco tuvieron éxito los promotores de la catástrofe al pronosticar la pérdida del ciclo escolar por el conflicto magisterial. Sus dotes de videntes fallaron, no hubo tal. El ciclo concluyó sin mayores conflictos y ya está próximo a iniciar el 2017-2018 y se anticipa que salvo algunas singularidades, se encauce con normalidad. Las etapas del proceso evaluación educativa se han ido cumpliendo y el cetegismo ha quedado mermado, porque simplemente la realidad ha venido confirmando que sus alegatos no tienen sustento.
Para decirlo de otro modo, la tan atacada reforma educativa no ha significado el desmantelamiento del aparato educativo, ni el fin de la escuela pública, ni el monstruo que echaría a la calle a decenas de miles de pobres y sufridos maestros, de esos que acostumbran gritar en las calles para no trabajar, no de los que honran aún la noble vocación por la docencia. Y no sólo no ha pasado eso, sino que el proceso educativo avanza en el país y por lo que hace a Guerrero, avanza bien.
Que la violencia no cesa. Cierto, no cesa. Ni en Guerrero, ni en prácticamente todo el país, ni en el mundo. Pero en contraparte el gobierno, todo, no está paralizado. Se opera permanentemente, se combate, se detiene, se desmantelan bandas, se asestan golpes contundentes. Que es una lucha sin fin. Cierto también.
Acabar con la violencia que deriva de la inseguridad no es cuestión de partidos, ni de caudillos, ni de personajes oportunistas y mucho menos de candidatos. Ninguno de ellos terminará con la violencia como desean los ciudadanos, de hoy para mañana. Ni el mesiánico Andrés Manuel lo podría lograr en seis años. Acabar con la violencia, no es un lugar común aunque así suene, compete a la sociedad y al estado, a todos.
Atender la violencia como prioridad máxima, sí, pero sin descuidar la acción de gobernar. Es por ello que fue muy acertada la actitud del gobernador Héctor Astudillo Flores en el sentido de no distraerse por los insultos y amenazas lanzadas en su contra por un grupo criminal, a través de una videograbación que circuló ampliamente en días recientes y a la que no le quito la posibilidad de que pudiera ocultar incluso un móvil político más que amedrentamiento.
El ejecutivo por el contrario con el objetivo de impulsar los valores, la visión y la identidad de los guerrerenses, presentó el martes la iniciativa Orgullo Guerrero tanto en la Ciudad de México como en Acapulco. Se trata de un programa de articulación social, que tiene como meta fundamental la recuperación del tejido social en todos los niveles, proyectando el verdadero carácter de los habitantes del estado, dejando de lado prejuicios y estereotipos negativos.
Durante la presentación, el gobernador sostuvo que hay quienes confunden la rebeldía del guerrerense con ingobernabilidad, también hay quienes creen que Guerrero es pobre porque en él no arraiga el trabajo productivo y eso, señaló, es mirar las cosas al revés, pues los guerrerenses son ariscos porque se rebelan ante la pobreza y el atraso secular, lo que es falso y yo añadiría maniqueo porque sin duda se trata de un pueblo noble y muy rico en recurso humano.
Y todo esto sucedió mientras algunos andaban preocupados por el paradero del alcalde porteño Evodio Velázquez Aguirre, a quien nadie vio durante tres días, aunque ya reapareció y se puso a realizar intensas giras entregando obras como para hacerse notar. Incluso corrió la versión de que estuvo de vacaciones familiares en Cancún. Lo de las vacaciones es su derecho y que las haya tomado en Cancún no sería extraño, sólo hay que recordar aquella tristemente célebre frase de Robespierre Robles Hurtado a punto de dejar la presidencia del TSJ: “en Acapulco no se puede vacacionar”.
*Periodista en medios impresos y electrónicos desde 1980. Originario de Veracruz, ha sido gerente de emisoras radiofónicas en Córdoba y Chilpancingo, director de agencias publicitarias, conductor de noticieros y editor en diarios locales. Actualmente es conductor de Capital Noticias en Capital Máxima de Chilpancingo y Zihuatanejo. Y desde hoy se incorpora con su columna a Quadratín Guerrero. Le damos la bienvenida.