Teléfono rojo
Cuando llueve en otro lado
En Guerrero la violencia se nos ha hecho cotidiana. Vivir en la incertidumbre y con la posibilidad de ser objeto de alguna agresión comienza a ser una constante.
Durante el primer cuatrimestre del 2018 día a día hay un hecho de violencia en donde se advierte que las posibles víctimas de un homicidio doloso se están diversificando.
La conclusión de los muestreos de percepción y estadística realizados periódicamente por el INEGI y el secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, son reflejo una realidad cruda: la violencia echó raíces en la entidad. Dejó de ser pasajera e inciden en todas las actividades que desarrollamos los guerrerenses.
No solo se trata del riesgo que enfrentamos los periodistas. Se trata del riesgo bajo el cual nos encontramos los ciudadanos.
Este escenario de crimen y asedio ha reducido la libertad para ejercer cualquier actividad en Guerrero. El periodismo entre ellas.
Es difícil encontrar un comerciante, un profesionista, cualquier agente de la economía, sin ser objeto de llamadas amenazantes para preservar su seguridad pagando mensualidades a las bandas delictivas.
En zonas de la periferia de las ciudades y áreas rurales también se vive una situación similar.
La descripción que proporcionan acerca de las personas encargadas del cobro evidencia que no siempre son integrantes de bandas y las huellas conducen a ciertos cuerpos de gobierno.
Algunos se resignan a pagar una cuota (de algo hay que vivir) y otros prefirieren emigrar.
La estigmatización de los periodistas, constituye un marco de protección a estas actividades delictivas y dificulta el valorar la incidencia de la violencia y las amenazas en el oficio, pero lo que se puede concluir de manera inobjetable es que es reducen el espacio para ejercer la libertad de expresión.
La condición descrita explica el hecho de tener en la entidad a las ciudades catalogadas como las más inseguras.
Ciertos detalles del robo de que fue objeto esta agencia de noticias permiten establecer la premisa de que no fue un hecho de delincuencia común y no puede separarse de un proceso electoral en marcha, en cuyo contexto varios de los personajes han sido objeto de violencia…y algunos fueron asesinados.
Tenemos autoridades que no están garantizando la seguridad pública para la sociedad en su conjunto y entre ellos, quienes ejercemos el periodismo.
Lo que si se manifiesta es un triunfalismo construido a partir de estadísticas sesgadas y un soslayo de la situación al afirmar que con o sin violencia seguimos teniendo destinos turísticos altamente visitados.
Es bonito ver llover y sin mojarse, diría la abuela.
AL PIE
Mi solidaridad con los colegas de Quadratín