México ante su mayor amenaza
La 4T en el Baby’O
Cosas de la ideología. Cada quien crea sus mitos para vivir de ellos y los impone sobre otras creencias y otras formas de vida que también tienen las suyas y trata de reproducirlos. Así se construyen los mitos. Nada nuevo que teorizar.
La discoteca Baby’O ha hecho los suyos, apoyada por una aceitada industria mediática de la frivolidad, cada vez más desprestigiada, entre los sectores pensantes de la sociedad acapulqueña y nacional.
En el Baby’O, como templo donde oficia lo que se conoce como oligarquía cevichera, prevalecen aún los valores y criterios de admisión clasistas del alemanismo, desde cuando se construyó el mítico estilo de vida Acapulco (playa, sexo y discoteque): tanto tienes, tanto vales… “y si no tienes lana, pero si eres güerito” podrás codearte con las apellidos y fortunas mal habidas que “dan prestigio” en vez de asco.
Así que para todos los políticos acapulqueños, sobre todo los del difunto PRI, la mayoría proveniente de la clase media baja y enriquecida a su paso por la administración pública, su modelo aspiracional era parecer, codearse o penetrar a ese mundo narcotizado del hielo seco, las luces estroboscópicas y la música ecualizada.
El Acapulco del polvo blanco, el alcohol, la transa, el abuso, la discriminación, mientras el resto del país marchaba por la senda de la cultura del esfuerzo y la escolarización.
De ahí, a las páginas de las revistas del espectáculo locales y de la industria mediática, con el apoyo del dinero público.
A partir de julio del año pasado los que votaron por el cambio a nivel nacional, pero sobre todo a nivel local, creyeron que se podría cambiar la caprichosa cotidianidad del nepotismo, la corrupción y todo esas expresiones de la administración pública local que han lastimado a los acapulqueños desde siempre.
Todos tenemos derecho a divertirnos con nuestros recursos. Todos, a lo largo de la vida vamos trazando caminos y prácticas, como una especie de hábitat, el que se va modificando de acuerdo con las condiciones endógenas y exógenas que transitamos.
Este domingo 3 de noviembre, de madrugada, ya de mañana, se vio salir del templo de la Oligarquía Cevichera con el rostro maquillado de Catrina, como una neocatrina pero identificable a leguas, tal vez para ocultar su identidad, a la presidenta del DIF municipal, Adriana Román, como sale “normalmente” a las seis de la mañana de un antro como este en la Costera cualquier noctámbulo.
Cuentan quienes la vieron disfrutar la noche de diversión en el Baby´O de su éxito familiar, vía Morena, que la sobrina de la alcaldesa Adela Román Ocampo e hija del líder charro del SNTE, Jorge Román —otro beneficiario de la cultura del moche, el tráfico de influencias y todo esos males que se buscaban combatir con la promesa de la 4T— que iba acompañada por dos amigas que se deleitaron con buen tequila y de “La vida loca” cantada por Ricky Martin.
La presidenta del DIF, organismo que no es auditado en el uso de los recursos públicos, publicita su imagen en medios de comunicación locales más que la alcaldesa por quien llegó a ocupar ese puesto en la administración municipal. Su círculo cercano, rodeado de amigos y familiares, aseguran que “la Lic. Adriana va a ser diputada por el partido de su tía”. Sí, EL PARTIDO DE su tía.
La hija del líder charro del SNTE, hermano mayor de la alcaldesa morenista, se presenta como “empresaria” de la educación, ya que es propietaria de una escuelita privada, permiso que obtuvo a través de las influencias comprensibles de su padre a su paso por la parásita burocracia dorada de los gobiernos priístas. Con la llegada de Adela a la alcaldía, la “empresaria” salió del ostracismo social, económico y político y se ha transformado en activa socialité que vemos en todo tipo de eventos sociales, cocteles, protegida por guaruras y que viaja en una camioneta Suburban blindada que no deja por ningún momento desde que llegó al poder.
En la noche de discoteque del Baby’O, dicen los socios y asiduos trasnochadores del selectivo lugar con cierto tono despectivo, “la vimos pero nadie la peló. No pertenece a nuestro grupo”.
Otro empedernido oligarca cevichero afirmó: “También aquí andaba queriendo entrar a las ligas mayores de la noche del Baby’O, el secretario general del Ayuntamiento (Ernesto Manzano Rodríguez), que se retiró a las cuatro de la mañana con una dama y una botella de tequila 50 en mano”.
Cosas de la ideología gatopardista de los que gobiernan invocando la 4T en Acapulco.