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ZIHUATANEJO, Gro., 23 de diciembre de 2013. Ante la falta de interés gubernamental y apoyo social, la ballena Cachalote de El Refugio de Potosí no tendrá un espacio de exhibición, lamentó el ambientalista y médico veterinario de lugar, Jorge Guzmán.
Esta semana El Refugio de Potosí cerró sus puertas de manera definitiva ante la imposibilidad de costear el mantenimiento de las instalaciones, de los animales y del personal, sin ningún apoyo del gobierno ni de la sociedad.
El Refugio presumía de tener el único esqueleto de Cachalote en exhibición de México, que con 18 metros de largo, es el más grande del mundo a la vista del público.
En agosto de 2009, los residentes de Playa Blanca encontraron una ballena en estado de descomposición varada en las rocas que se encuentran frente al Cerro del Guamilule.
Después de realizar los trámites necesarios, los ambientalistas de El Refugio de Potosí consiguieron el permiso de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) para recoger el esqueleto de esta ballena.
La recolección de huesos requirió 6 semanas de trabajo y utilizaron motosierras comunes, machetes, cuerdas y fuerza bruta para desprenderlos del resto del cadáver y del mar.
En la recolección de huesos del cachalote también participó la población del lugar y se rescató el 90 por ciento del esqueleto.
Posteriormente, el personal de El Refugio se encargó de limpiar los restos de carne descompuesta que quedaron en los huesos y los colocaron al sol para que escurriera el aceite que contenían,
Meses después, el “Hombre Hueso” (Bone man), Lee Post llegó desde Alaska para guiar al personal de El a refugio sobre cómo ensamblar el esqueleto, restaurar los huesos y fabricar los que hacían falta.
“Muchos huesos se dañaron debido a la fuerza del mar, es por ello que durante los últimos años trabajamos en reconstruir o reparar cada hueso dañado o faltante”, indicó Jorge Guzmán.
Estos trabajos tomaron cuatro años y en estos momentos la restauración del esqueleto de la ballena está por concluir.
De acuerdo al veterinario y ambientalista de El Refugio, solamente falta parte del cráneo para proceder a unir los huesos con tubos y cables de acero inoxidable con los que se suspenderían del techo para exhibirse a la población, turistas y estudiantes.
Sin embargo, ante el cierre definitivo de El Refugio de Potosí, el único esqueleto de Cachalote de México y el más grande en todo el mundo no se exhibirá.
“Nunca nadie mostró interés, ni el gobierno ni la población”, lamentó Jorge Guzmán.
La única opción, dijo, es que alguna universidad absorba al Refugio de Potosí para que se abra nuevamente al público y lleve los gastos de mantenimiento, ya que por el momento todo fue costeado por los ambientalistas que integran el proyecto y algunas aportaciones de la sociedad.