Emilia Pérez: la película incriticable
Señoras y señores, con ustedes el “Fobaproa Petrolero”. Así bautizó el Diputado perredista Miguel Alonso Raya a la iniciativa de Ley de Presupuesto impulsada por su colega priista Irazema Gonzalez, la cual propone convertir los pasivos laborales de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad en deuda pública.
No se trata de un asunto menor.
El endeudamiento generado por el régimen de pensiones en Pemex rebasa con mucho el 1 billón de pesos (un millón de millones), centavos más, centavos menos. El pasivo de la CFE casi equivale a otro tanto.
Si “pasa” la iniciativa del PRI, usted, y el resto de los mexicanos, tendremos que sumar casi dos billones de pesos a nuestros compromisos por pagar en los próximos años.
–¿O en nuestras próximas vidas?
Se trata de cargar a las finanzas públicas –previo análisis de la Secretaría de Hacienda– el pesado lastre del jugoso esquema de jubilaciones, en ambas paraestatales.
Pemex no es capaz de cubrir semejante cantidad, en parte por la falta de previsión a la hora de calcular el costo que representan más de 70 mil retirados con derecho a cobrar cada quincena, puntualmente. Desde luego no podemos omitir que la bolsa de Pemex está desfondada gracias a que las utilidades han servido para financiar, por años, casi el 40 por ciento de gasto de la hacienda pública. También eso es cierto.
El consejero independiente de Pemex, Fluvio Ruiz, explicó al diario 24 Horas que antes de impuestos, la petrolera genera utilidades por 700 mil millones de pesos, pero, al ser exprimida por Hacienda, dicha cifra se convierte en una pérdida anual de 170 mil millones.
No se trata de devolver a Petróleos Mexicanos algo de lo mucho que ha dado al país, como recitó algún romántico legislador. La iniciativa, en realidad, tiene un sentido práctico. Si el Estado no se encarga del endeudamiento, convertir a la paraestatal en una empresa productiva será imposible… y la reforma energética, una sentencia de muerte.
“La verdad es que ese pasivo ya es deuda del gobierno, porque Pemex es una empresa del Estado. Lo que estamos buscando es ver qué tanta proporción de los pasivos de Pemex los pasamos a una deuda soberana, una deuda nacional, la admitimos, para convertir a Pemex en una empresa productiva, en mejores posibilidades de competir con las empresas privadas que participarán en el sector energético, gracias a la reforma (…) dejar con el pasivo laboral a Pemex, sería como amarrarle un brazo y llevarla a una pelea de box, en desventaja”, defiende el diputado Manlio Fabio Beltrones.
Pero…
El problema, para los comunes y corrientes, es que Pemex y la CFE se sumarían al largo rosario de rescates mexicanos. Bancos, carreteras, pasivos del IMSS y del ISSSTE… todo con cargo a nuestros impuestos, es decir, a nuestras carteras.
Estamos corrigiendo los errores y excesos del pasado, salvo un pequeño detalle. Lo que hoy pagamos todos sirvió por un lado, para mantener un perverso acuerdo político corporativista, y por otra, para beneficiar, en no pocos casos, a una corrupta burocracia que se ha servido con la cuchara grande, a costillas del país.
Lo que algunos se gastaron con alegría, deben pagarlo los tristes, quienes con toda razón preguntan: ¿Y yo por qué?
Ni modo, aquí nos tocó vivir, respondería la periodista Cristina Pacheco.
BLINDAJE: El período extraordinario en la Cámara de Diputados, para discutir las leyes energéticas, inicia el próximo lunes. Son rayos y centellas.