Propuestas y soluciones
El PRD se mide otra vez con la vara del mitin y el grito. La protesta callejera y el reclamo legislativo contra la “pérfida, malvada y desalmada” reforma energética, no es nada más otra de las clásicas coreografías practicadas por la izquierda, en momentos álgidos de confrontación política.
También es reclamo testimonial, con intención electoral.
Los representantes del “Sol Azteca” no cambiarán el destino de la negociación de las leyes petroleras acordadas entre la mayoría conformada por priistas, panistas y verdes. No les alcanzó la morralla.
A palo dado, ni la oposición lo quita. En democracia ganan los votos… y el pragmatismo es como ley de la gravedad.
Pero el perredismo se mantiene firme en una batalla perdida precisamente por otras razones de orden práctico.
La derrota de la nación frente a los intereses económicos, que –alegan ellos– nos despojarán de la riqueza petrolera, es combustible de alto octanaje para incendiar las luchas electorales que se avecinan.
Primero está la competencia interna. La alineación de fuerzas con miras al relevo de la dirigencia perredista, a resolverse en las próximas semanas, tiene que ver con el debate energético.
Por lo pronto, la calle en torno al Congreso también sirve para plantear posturas y mostrar el músculo… y el desamor, sin barreras.
No es casual que mientras Jesús Zambrano y unos tres mil fieles lanzan consignas en las calles –con la notable ausencia del liderazgo moral de Cuauhtémoc Cárdenas–, dentro del recinto legislativo, los más radicales, como Alejandro Sánchez Camacho, amaguen con subir el tono del reclamo, y escalar la tribuna legislativa, sin importar la postura de la tribu dominante en su propio partido.
Tampoco es casual que mientras un buen número de diputados perredistas rechazan el rescate a Pemex, el senador Miguel Barbosa salga a decir que “sanear a Pemex es una buena idea”. Quienes saben, dicen que Barbosa no está contento, pues en las últimas semanas ha protagonizado desencuentros con su dirigencia nacional.
Además de resolver sus enredos internos, los integrantes del Partido de la Revolución Democrática deben posicionarse de cara al proceso electoral federal del próximo año.
Debilitados frente al PRI, y amenazados por “Morena” y Andrés Manuel López Obrador, se han visto obligados a tomar la iniciativa, y mostrarse como la más rotunda oposición a la reforma; sólo ellos salen a la calle, sólo ellos debaten en tribuna, mientras otros se acomodan y esperan pescar en río revuelto..
La batalla anti-reformista perdida en las cámaras, podría ser ganada simbólicamente en las calles. Defender la bandera de la soberanía nacional, aun sin final feliz, es muy rentable, y puede generar magníficos dividendos en las urnas… y eso pesa mucho.
Todo es cuestión de sembrar para cosechar…
Al consumarse la reforma energética –lo cuál se da por hecho–, los dirigentes perredistas anuncian viajes a los países sede de las empresas petroleras para advertir el riesgo que correrán sus inversiones, pues la consulta ciudadana –a celebrarse en junio del 2015– revertirá los cambios. “Los legítimos herederos de la expropiación enfrentaremos a los herederos de los expropiados”, advierte Jesús Zambrano.
¿Esa es la única y última apuesta?
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