México ante su mayor amenaza
Fueron más de dos horas en el comedor de la residencia Miguel Alemán de Los Pinos para escuchar al Presidente de la República en un afán de acercamiento con quienes a diario tomamos el pulso ciudadano. Cada quien cumplió su papel: los informadores al cuestionar lo incómodo, y el Presidente al contestar sin escatimar.
Aparentemente relajado, Peña Nieto comentó el crítico momento mexicano; reconoció la compleja coyuntura auspiciada por poderosos intereses que apuestan a quebrar el ánimo del Presidente de la República, “lo cual no van a conseguir”, aclaró puntual.
“Quienes piensan que el Presidente está atrincherado tras muros y rejas de Los Pinos, que ni los ve ni los oye, se equivocan”, dejó muy claro…
En primer lugar, la tragedia de Ayotzinapa y sus vertientes de inconformidad y dolor legítimo fueron eje central de la conversación. “Ante tan lamentable hecho, la PGR, de acuerdo a sus facultades legales ha respondido con la investigación más compleja de su historia para el esclarecimiento de los hechos y la sanción a los responsables”, presume el mandatario.
Se habló con franqueza –demasiada quizá– de la casa de Las Lomas y el coraje de su esposa Angélica Rivera atropellada por las patas de los caballos; “ella está triste, enojada y lastimada (…) yo entiendo los costos de la política, pero a ella le ha tocado pagar lo que no debía ”. Peña Nieto lamenta no haber percibido “las aristas”; se culpa.
También comentó el apuro del secretario de Hacienda Luis Videgaray para deslindar sospechas por la casa de Malinalco, ante lo cual dijo: “cuenta con todo mi apoyo”.
Acerca del artículo de Enrique Krauze publicado en The New York Times exigiendo al Presidente una disculpa, soltó: “No tendría problema en disculparme, ¿pero de qué en concreto me tendría quedisculpar?, repregunta y nos mira a cada uno. Tiene razón, de nada serviría una disculpa cuando el deber presidencial, en este escandaloso caso y otros, debería ser rendir cuentas… y el Congreso exigírselas como dinámica de control democrático.
Por lo menos a este informador le quedó claro que el empresario Juan Armando Hinojosa Cantú, debe dar la cara para aclarar conflictos de interés en ambos casos… y en otros, como la frustrada licitación del tren rápido a Querétaro, la remodelación del Hangar Presidencial y los multimillonarios contratos obtenidos por su cercanía con las administraciones de Peña Nieto, en el Estado de México y en la Presidencia de la República.
También se habló del futuro a partir de enero; de la necesidad de cambios en el “gabinete” para reajustar la maquinaria presidencial y del reto electoral por venir, sobre todo en Michoacán y Guerrero.
Tiene razón quien en la mesa señaló que el mejor director de comunicación social de la Presidencia es su propio titular.
El postre del convivio fue la convocatoria a unir voces, cada cual con afán y oficio; cada quien en su lugar.
EL MONJE LOCO: Las Águilas del América lograron la docena mágica… y el árbitro, Paul Delgadillo, la escena trágica.
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