La superioridad moral
Cuando el río suena…
La parte más antigua de la ciudad de Acapulco, la Plaza Álvarez, y las calles estrechas del antiguo Acapulco que desembocan en él, están siendo remodeladas por la actual administración municipal que encabeza el perredista Evodio Velázquez Aguirre, obras de valor ingente pero severamente criticadas por el material aplicado y por haberlas pavimentado en dos ocasiones en seis meses, lo que significa un derroche por un ayuntamiento municipal en donde se carece de un erario suficiente para satisfacer lo indispensable en el gasto social.
El remozamiento va por etapas.
En la primera, se remodelaron parcialmente las calles Benito Juárez, La Paz y Adolfo López Mateos y totalmente Ignacio Ramírez e Hidalgo.
Hace un año, se remozó la calle Morelos, a partir del colonial Fuerte de San Diego y que concluyó en Juan R. Escudero, por parte del actual ayuntamiento. La avenida Costera Miguel Alemán, de Caleta al parque Papagayo y Juan R. Escudero, Jesús Carranza e Ignacio de la Llave, fueron pavimentadas con concreto hidráulico (treinta centímetros de espesor) por el gobierno del estado, para soportar el peso de los autobuses articulados del Acabús, ya en operación.
Y anteayer, el alcalde Evodio Velázquez inició la segunda etapa de la repavimentación y remozamiento de las calles principales del centro histórico, así como la conversión del antiguo palacio municipal del centro en Museo de la Ciudad, que como inicio ocupará lo que fueron las oficinas de la dirección de Reglamentos y Espectáculos y Servicios Municipales, anunciando que antes de que concluya su gestión el museo abarcará todo el edificio, por lo que solicitó al INAH participe en un especie de consejo museográfico para su mejor funcionamiento.
Todo lo que se haga para darle un mejor aspecto al Acapulco antiguo es bienvenido. Nuestra ciudad, cuya fundación como villa colonial data de 1550, cuando un grupo de familias españolas y un sacerdote católico se establecieron en los alrededores de lo que hoy es la Plaza Álvarez (en honor de Juan Álvarez Hurtado, héroe de la Independencia, fundador y primer gobernador del estado de Guerrero en 1847 y jefe de la revolución de Ayutla que inició en 1854 y que triunfó el 9 de agosto de 1855 en que salió del país “su alteza serenísima”, Antonio López de Santa Anna, llegando a la presidencia de la República don Juan, a la que entró pobre y pobre salió), que estaban deshabitadas, pues los pocos indígenas, quizá Yópes, habitaban los alrededores de la actual urbe acapulqueña.
Toda obra que cuando menos maquille el Acapulco antiguo es bienvenida, pero debemos estar atentos: no se vale que el alcalde y sus colaboradores áulicos se aprovechen para medrar económicamente, pues en estos tiempos en que se exige por el bien del país la honestidad de gobernantes y funcionarios que redunde en una renovación moral que fortalezca el Estado Mexicano y nos encauce en el camino del progreso, todo latrocinio debe ser castigado.
No afirmamos que el alcalde y sus “colaboradores áulicos” estén aprovechándose de la ocasión, pero debemos estar atentos, pues cuando el río suena es que agua lleva.